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El envejecimiento y la importancia de velar por la autonomía y dignidad del mayor

Por Patricia del Barco
lunes 18 de marzo de 2019, 19:00h

El envejecimiento es una fase de la vida insorteable para el hombre. La vejez o el envejecimiento son términos que producen en las personas una sensación de desaliento, desesperanza o temor a la hora de afrontar esta etapa. Sin embargo, y tal y cómo reflejó el novelista francés André Maurois: “El verdadero mal de la vejez no es el debilitamiento del cuerpo, sino la indiferencia del alma”.

Cada persona evoluciona por esta etapa de manera diferente, pero hay rasgos que suelen ser comunes: deterioro físico, psicológico, mental o social. La rapidez con la que se manifiestan o progresan dichos deterioros, y su incidencia en el día a día de la persona, determinarán su calidad de vida, autoestima, estado de ánimo, autonomía y dignidad. Sobre estos dos últimos puntos quiero plantear mi reflexión.

El envejecimiento puede suponer que las personas mayores vivan bajo una nueva esfera de vulnerabilidad y dependencia derivadas generalmente de enfermedades asociadas con la edad: Alzheimer, Parkinson, ictus o fracturas en los huesos. La dependencia es un estado presente en el hombre durante toda su vida, pero se evidencia e intensifica cuando se supera la barrera de los 60 años; edad a partir de la cual se empieza (o así lo parece) a perder aspectos tan valiosos como la independencia, la dignidad y la necesidad de sentirnos autosuficientes.

Por este motivo, es fundamental que se potencie la autonomía funcional y de decisión de la persona mayor a través de terapias o talleres no farmacológicos. En este contexto, los centros de día para personas mayores están especializados en el desarrollo de actividades estrechamente relacionadas con sus hábitos de vida (aseo, alimentación, cuidado del hogar, etc.) o con el desarrollo de dinámicas (individuales o grupales) que fomentan su movilidad, fortalecen sus habilidades cognitivas y sociales, y ponen en valor su poder de decisión.

Asimismo, no puede obviarse que durante este proceso jugarán un papel muy importante los familiares, el entorno cercano o los profesionales gerontológicos que deberán velar por la autonomía y calidad de vida del mayor. Ellos son quienes tendrán que aprender a escuchar, interpretar y comprender las necesidades del mayor con el simple objetivo de ayudarlos para seguir viviendo con dignidad.

En nuestros centros de día para personas mayores trabajamos bajo el modelo de la Atención Centrada en la Persona (ACP) porque somos conscientes de la importancia de que estén implicados el mayor, sus familiares y el personal especializado.

Además, es importante mencionar que los familiares que estén presentes e implicados en el día a día de este proceso, podrán estar tranquilos al tener la seguridad de que con su acompañamiento y esfuerzo estarán velando por la calidad de vida de la persona mayor.

En definitiva, la dependencia no es, o no tiene que ser, sinónimo de la anulación de la persona mayor; la dependencia tiene que ser el motivo para trabajar en pro de su autonomía y dignidad, implicándose desde los primeros síntomas los familiares y los profesionales gerontológicos.

Patricia del Barco

Directora de Desarrollo en Centros de día Stima

Patricia del Barco

Directora de Desarrollo en Centros de día Stima

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