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Entrevista con los responsables de Atención Integral a la Dependencia (A.I.D.)

“Se ha reducido a la persona mayor a sus necesidades básicas de cambiarla el pañal, ducharla y vestirla”

Víctor Aragonés, CEO de A.I.D., y Carmen Martínez, directora.
Víctor Aragonés, CEO de A.I.D., y Carmen Martínez, directora.
lunes 08 de abril de 2019, 19:00h

Hablamos con Carmen Martínez y Víctor Aragonés, directora y CEO, respectivamente, de A.I.D, una empresa especializada en el cuidado en domicilio a personas mayores o dependientes que ha dado la vuelta al servicio tradicional gracias a algo tan sencillo como ocuparse de la persona más allá de sus necesidades más básicas e inmediatas.

¿Qué es A.I.D.?

Víctor Aragonés: Atención Integral a la Dependencia es una empresa que pretende ofrecer servicios a personas mayores en el domicilio. La idea es ofrecer todo tipo de servicios. Nos queremos diferenciar de las plataformas que ya hay para contratar un cuidador, que luego se retiran del servicio y hacen solo una valoración mensual. Nosotros aportamos una propuesta diferente, con un cuidado individualizado y centrado en la persona.

También hay una vertiente de formación, que es nuestro origen porque nosotros empezamos dando formación a empresas. Ahí nos dimos cuenta de que nuestro planteamiento de formación y de cómo se tiene que cuidar llamaba la atención. Por eso creamos A.I.D. No esperábamos que un terapeuta ocupacional y un psicólogo tuvieran tan buen feedback en formación. Por eso pensamos que nuestro planteamiento no era tanto diferente, sino más pragmático.

Carmen Martínez: Llevamos 10 años trabajando en residencias. Empezamos a trabajar sin sujeciones y lo publicamos en revistas. Nos empezaron a llamar entidades para preguntarnos que cómo lo hacíamos, así que empezamos a dar formación para enseñar sobre cuidados sin sujeciones y sobre el modelo de atención integral y centrado en la persona, ya que hicimos en su momento el máster. Ahí surge plantearnos que el escenario ideal para proporcionar este tipo de atención sería el domicilio, y así nación A.I.D.

¿Cómo se contrata con vosotros en caso de que alguien tenga un familiar que requiera vuestros servicios? ¿Cómo se asigna a un cuidador a cada persona?

V.A.: Una vez que alguien contacta con nosotros, vamos al domicilio para valorar la situación de dependencia en general, así como la adaptabilidad del propio domicilio. Una vez tenemos hecha la valoración, establecemos el plan de cuidados, que en realidad es buscar un cuidador acorde a lo que se necesita. Se establece un horario y el perfil del cuidador, y lo buscamos acorde a ese perfil mediante selección de personal.

Hacemos entrevistas, pero no son estándar en las que busquemos la experiencia, eso se ve en el currículum, nosotros igual nos centramos en los hobbies porque no nos interesa que solo hagas el aseo, queremos un cuidado más rico, y ahí la personalidad es importante. A veces utilizamos tests de personalidad para encontrar ese encaje perfecto entre el cuidado y el cuidador.

Vais más lejos que prestar el servicio de ‘cuidar a la persona’, es alguien que acompañe.

C.M.: Eso es. Y, además, le hacemos una hoja de ruta con los hábitos y rutinas de la persona para que la conozca desde el primer momento y pueda acompañarla en su día a día.

V.A.: Me gusta lo que dices de alguien que acompañe porque nosotros lo llamamos cuidador por demanda de Google, pero lo que en realidad buscamos y ofrecemos es algo más que un cuidador.

¿No tenéis una base de datos con profesionales ya registrados, entonces?

V.A.: Sí, tenemos una base de datos, pero luego buscamos los criterios para sesgar entre los usuarios que cumplen determinados criterios, y de ahí se hace el resto del proceso de selección.

¿Qué perfiles profesionales busca la gente cuando contacta con A.I.D.?

C.M.: Si en la valoración en el hogar entendemos que necesitan algún otro recurso, colaboramos con centros que nos permiten poner a esos profesionales a la disposición de las familias. No colaboramos con cualquiera, pero sí con centros de prevención de deterioro cognitivo, unidades de memoria, etc. Centros que siguen nuestra forma de acompañar a las personas.

¿Qué coste puede tener contratar un servicio con vosotros?

V.A.: En atención domiciliaria hay dos modelos de negocio: el tradicional en el que tengo mi cartera de auxiliares que pongo en casas, que suele costar unos 12 euros por hora, y el modelo de plataforma, en el que es la familia la que realiza la contratación, lo que reduce su coste. Un servicio de dos horas tres días a la semana no llega a los 300 euros, mientras que en el modelo tradicional serían casi 400. Hemos reducido los precios casi a la mitad gracias al modelo de negocio de plataforma. La hora podría estar entre 7 y 9 euros, aproximadamente.

Nosotros actuamos como agencia de colocación, lo que nos compromete con que el trabajo que ofrecemos al cuidador sea de calidad, lo que nos obliga a respetar el salario mínimo, legalidad de los contratos, etc. Hacemos de asesores entre el cuidador y la familia para que todo el marco sea adecuado. A veces incluso incrementamos el presupuesto para evitar el burnout del cuidador, que se marche, etc., pero al final es la familia la que decide.

El contrato final entonces lo hace la familia.

V.A.: Sí, pero para no dejarles solos, los acompañamos y hacemos de asesoría.

¿Cómo os financiáis?

V.A.: Cobramos una cuota inicial por la valoración y búsqueda inicial, y después una cuota mensual de entre 50 y 60 euros.

C.M.: Dentro de cada servicio, colocamos un dispositivo electrónico que creemos que mejora la calidad del servicio, y que complementa el cuidado del profesional en el domicilio como si fuera un cuidador no presencial

V.A.: Es un dispositivo Beprevent. Cuando el cuidador abandona el domicilio, queda ese dispositivo y la familia recibe los datos de lo que está sucediendo en el domicilio. Eso nos permite reducir horas, como te decía antes.

C.M.: Usamos este dispositivo porque hacemos análisis de rutinas de la persona en su hogar y facilitamos a la familia informes que pueden aportar en servicios sociales para tramitar los recursos que necesiten en un futuro.

V.A.: Cada mes, además, vamos al domicilio para ver si hay que volver a evaluar la situación. Si ha cambiado algo, se forma de nuevo al cuidador para que se adapte.

¿Creéis que en España hay buen nivel para atender a la población progresivamente envejecida del país?

C.M.: Sinceramente, no creo que sea un problema de los profesionales, sino del catálogo de acciones formativas que hay en los módulos de profesionalización. Hay que darle una vuelta porque para trabajar con personas con demencia hay que fomentar la comunicación entre el profesional y la persona, por ejemplo, donde hay una laguna.

V.A.: La formación técnica es adecuada, pero es un problema cultural. No tenemos formación cultural general de lo que supone un proceso de dependencia. Y de ahí viene la carencia de formación, no tanto de cómo cambiar un absorbente porque eso lo saben hacer sin problemas. Lo reduciría a nivel ético y emocional, se ha reducido a la persona mayor a sus necesidades básicas de cambiarla el pañal, ducharla y vestirla. Esa formación la tenemos, pero la ética y emocional que tiene que haber detrás de ese cuidado es una carencia grande.

¿Sois optimistas respecto al futuro de los cuidados? ¿Se puede y se va a mejorar?

C.M.: Se va a mejorar porque las personas cada vez tienen necesidades más diferentes, lo que nos obliga a cambiar. Soy muy optimista, creo que al final habrá una toma de conciencia real de las personas en casa y en las instituciones.

V.A.: Estoy de acuerdo, creo que se va a mejorar, pero hace falta mucho todavía porque quien tiene que mejorarlo, los líderes de las empresas, no tragan todavía con este modelo de trabajo más ético y menos económico. Pero por presión social y por la calidad de la gente que va a entrar en el sistema, dentro de cinco años no podrás cubrir sus necesidades si no cambias.

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