Somos vulnerables

El ser humano ha sido y será de nuevo vulnerable a lo largo de la vida, por enfermedad, por accidente, por envejecimiento.

Es un aspecto de nuestra naturaleza, que nos obliga, y lo repito, que nos obliga moralmente a cuidar de los otros.

Nos han cuidado, además bastante tiempo, nuestros padres y familiares, hasta que fuimos capaces de ser independientes, y necesitaremos que otras personas lo vuelvan a hacer cuando enfermemos o seamos mayores. Queramos o no, somos interdependientes.

En una sociedad de la velocidad, de la competitividad, de la productividad, del dinero, del poder, lo más importante, que parecemos haber olvidado, es la solidaridad, la compasión, el valor de cuidar.

Es imprescindible recuperar estos valores que nos hacen humanos, recuperar la vecindad, el apoyo mutuo, la compañía, la relación con otros. Y, por supuesto, cuidar no es un valor de un género, es un valor de la persona, hombre y mujer.

Cuidar de otros es devolver lo que se nos ha proporcionado en otro momento y lo que se nos aportará de nuevo, aunque ahora lo sintamos lejos.

Reflexionemos: ¿Hay algo más importante que la presencia, que el contacto, el tacto, el cariño? ¿Podemos sobrevivir sin los demás? ¿Seguiremos en una sociedad donde solo el fuerte es valorado? ¿Dejaremos que haya personas viviendo y muriendo en soledad?

Espero que no, espero que seamos capaces de cambiar y dejar a nuestros jóvenes una sociedad que respete a todos los seres y atienda a sus semejantes, con mejores cuidados cuanto más débiles sean esos semejantes, que no olvide a los que aparentemente no producen y que en otro momento de su vida dieron su tiempo, su presencia y su ayuda a otros.

Recordemos siempre que somos vulnerables y que nos necesitamos unos a otros constantemente.

Salomé Martín