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Amavir participa en un estudio que vincula alimentación y estado de ánimo de los mayores

El Congreso Europeo EUSEA 2018 ha tenido lugar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Miércoles 13 de junio de 2018

Se ha presentado en el Congreso Europeo EUSEA 2018 de la mano de Teresa Durán, animadora sociocultural de Amavir Coslada, el centro que ha servido para llevar a cabo la investigación.

Amavir Coslada, en Madrid, ha participado en la investigación ‘Agrifood Science for the Elderly’, liderada por un grupo de investigación dirigido por Cristina de Lorenzo, investigadora del Imidra (Instituto para la Investigación y la Agricultura de la Comunidad de Madrid), y que ha contado con la colaboración de la Dirección General del Mayor de la Comunidad de Madrid.

El estudio, que vincula el bienestar y el estado de ánimo de las personas mayores a la alimentación, ha presentado sus conclusiones en el Congreso Europeo EUSEA (European Science Engagement Association) 2018, celebrado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. La ponencia ha corrido a cargo de Teresa Durán, animadora sociocultural de Amavir Coslada, la residencia para mayores que ha participado en el estudio. “Lo que he aprendido de los más mayores es que hay que disfrutar comiendo, sintiendo, saborear despacio, que cuando uno pierde determinadas capacidades, la de disfrutar comiendo se mantiene”, ha explicado Teresa Durán.

Relación entre alimentación y estado de ánimo en los mayores

El estudio se ha basado en las actividades que realiza Imidra, que busca trasladar los trabajos de la granja a la mesa a través de actividades que ponen el foco en un medio ambiente protegido. Su primera fase consistió en una exposición itinerante de fotografías que llevaron al Metro de Madrid las mejores imágenes del campo y la naturaleza. Ahí surgió la idea de extrapolar la experiencia a hospitales y residencias de mayores, entornos generalmente alejados del campo.

Amavir Coslada, la residencia para mayores de Amavir en esta localidad madrileña, participó en la segunda fase, que consistió en proporcionar a los residentes productos de la huerta para fomentar su interés por la comida y la naturaleza. Después se crearon huertos en la residencia para que los mayores pudieran realizar actividades al aire libre y se fortaleciera su vínculo con la naturaleza y con los alimentos naturales. “El bienestar que provoca la comida en esta etapa a una generación que, en su mayoría, vivió la escasez y la penuria, es fundamental y comparable a una asistencia médica continuada y que dé respuesta a los achaques, dos puntos que deben estar cubiertos y ser de calidad para que no incurran en enfado, sensación de desatención y malestar”, explicó Durán.

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