Opinión

Las nuevas tecnologías en el sector de la dependencia

Opinión

Emilio José Checa | Martes 18 de diciembre de 2018

Vivimos en un mundo de constantes cambios y, en ocasiones, abrumados por la gran cantidad de innovaciones tecnológicas que son presentadas, casi a un mayor ritmo del que somos capaces de absorber o, al menos, eso nos parece.

En este mundo hiperdigitalizado, nos hemos acostumbrado a escuchar en todos los sectores aquello de “trasnsformación digital”, y nadie se plantea un futuro analógico. Por así decirlo, toda la sociedad asume el papel transformador y necesario que ocupan las nuevas tecnologías, en especial las TIC (tecnologías de la información y la comunicación).

Pero ¿qué aportan estas nuevas tecnologías a la dependencia?

Aquí debemos hablar de dos ámbitos donde las TIC están jugando un papel relevante.

De un lado, el empresarial, donde están modernizando los procesos de gestión fundamentalmente, y aquí no hay grandes diferencias con respecto a otros sectores.

En este mismo ámbito (el empresarial o institucional), debemos hablar de trasformación digital en la prestación de servicios, donde las innovaciones tecnológicas permiten una mayor calidad o, en algunos casos, nuevas formas de prestación del mismo. Esto es especialmente sensible en la teleasistencia, por ejemplo, la cual no sería posible sin el desarrollo tecnológico de los últimos años. Otro ejemplo es la atención sanitaria, ya que muchas de estas innovaciones están orientadas al diagnóstico, la monitorización o el tratamiento de pacientes crónicos.

Está fuera de toda duda, la mejora en la calidad de los servicios, la agilidad e, incluso, el ahorro para las administraciones, al desplegar un enfoque preventivo que mantenga un mayor tiempo a las personas atendidas en sus hogares, gracias al empleo de las nuevas tecnologías. Sin embargo, el grueso de la prestación de los servicios de atención a la dependencia, no están apoyados en estas innovaciones o nuevas tecnologías.

El otro ámbito de aplicación de las nuevas tecnologías es el del beneficiario, es precisamente la persona mayor, la que gracias a ella puede mantener una mayor calidad de vida sin salir de su hogar. Si hablamos de personas alfabetizadas digitalmente, el uso del Smartphone se está convirtiendo en un gran aliado para su integración y evitar el aislamiento (la soledad es uno de los grandes problemas del adulto mayor).

En cualquier caso, para todos ellos (los no alfabetizados digitalmente también), existen distintas propuestas tecnológicas que permite que puedan ser mejor atendidos e incluso monitorizar (control de la tensión, nivel de oxígeno o pulso).

También debemos hablar del importante papel que juegan en la rehabilitación, no sólo física sino también funcional, como es el caso de la estimulación cognitiva, o los videojuegos con fines médicos.

¿Por qué existe una enorme brecha digital en cuanto a la transformación digital de este sector con respecto a otros?

Sectores como la hostelería, el transporte, la logística o la industria del automóvil son algunos de los que se sitúan a la cabeza de la transformación digital. Otros como la salud pública (con hitos como la Historia Clínica Digital o la Receta Electrónica) han dado muestras de tener una clara estrategia de digitalización, y de acercarse a la integración de nuevas tecnologías desarrolladas por terceros.

Entre los sectores a los que aún les queda un largo recorrido (aunque ciertamente los avances y los casos de éxito estén ya presentes) están la educación y la atención a la dependencia.

Podríamos indicar varios factores, entre los cuales, seguramente exista una correlación con la inversión en I+D+i o con la capacidad de inversión en general. Los recursos en el sector de la dependencia son claramente más limitados que en otros sectores.

Sin embargo, hay otro tipo de factores (quizás menos evidentes) que pueden actuar como barrera para un mayor despliegue tecnológico. Como por ejemplo:

  • Resistencia al cambio.

Las organizaciones y los profesionales son los primeros que deben liderar esa transformación tecnológica. Sin embargo, el coste de implantación en ocasiones no es mayor que la rigidez que encuentran las organizaciones y los profesionales para cambiar los procesos y adquirir nuevas competencias (digitales en este caso).

  • Escepticismo ante la acogida de nuevas tecnologías por parte de la persona mayor.

Es habitual que tanto gerentes como profesionales de campo, estimen que la persona mayor sentirá ansiedad ante el reto de usar nuevas tecnologías. Pero no es la realidad.

En ocasiones, el uso de nuevas tecnologías o del aprendizaje de informática (o del uso de Smartphone o tablet), se emplea como estímulo en sí para mejorar su estado emocional, que se consideren más integradas en la sociedad, o como terapia cognitiva, y la actitud más extendida es la de una buena aceptación, en ocasiones incluso entusiasmo ante estas iniciativas.

  • La fuerza de agentes con peso en el mercado (p.e. farmacéuticas).

Es el caso de las farmacéuticas, por ejemplo, que actualmente tienen un gran negocio en el tratamiento de enfermedades crónicas y de cuidados paliativos. Una mayor incidencia de las innovaciones tecnológicas, mejoraría las expectativas de vida de las personas mayores, reduciendo el uso de fármacos, con lo cual este negocio podría encontrar un gran impacto. Es el motivo por el cual no terminan de definirse como un agente que apueste claramente por las nuevas tecnologías.

Como en todo, en la transformación digital no todo son luces. No hay suficiente regulación para tener una confianza firme en ellas, quizás porque no existe suficiente madurez.

Otro gran problema es la precarización que generan determinadas plataformas (mal llamadas tecnológicas), que simplemente ofrecen servicios de subcontratación (en muchos casos de personal de escasa profesionalización) bajo el paraguas de algún portal web o app que hace más “cool” la contratación de esos servicios. A nivel consumidor todos conocemos glovo, deliveroo o uber, que emplean falsos autónomos en condiciones poco dignas para sustituir la actual oferta de mercado por una más accesible y económica. Este tipo de iniciativas también está llegando al tercer sector.

En cualquier caso, la transformación digital, tarde o temprano alcanzará al 100% de nuestra sociedad y de nuestra economía, por lo que debemos percibirla como un fenómeno destinado a mejorar y a facilitar nuestras vidas, y que en ningún caso supone una amenaza.

Emilio José Checa

Responsable de Cuentas de Stimulus

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