Opinión

VII Convenio de la Dependencia

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Luis Francisco Álvarez Agudo | Martes 17 de julio de 2018

En enero de 2015 se iniciaron las negociaciones del VII Convenio, por aquel entonces el objetivo era entablar un proceso de negociación rápido y con propuestas concretas para alcanzar un acuerdo efectivo para el sector y para quienes trabajan en él. Desgraciadamente, el primer objetivo no lo hemos conseguido, ya son 42 meses de negociación, excesivos. No obstante, después de tanto tiempo esperamos, al menos, lograr el segundo objetivo, un acuerdo de calidad y utilidad para la Dependencia.

El sector tiene un importante futuro por delante y en ese futuro debe darse el gran paso, incrementar sustancialmente la calidad de la atención que se presta. En esa mayor atención de calidad, juegan un papel determinante las personas que trabajan en la atención a las personas mayores.

En teoría, ya se ha alcanzado la cualificación del 100% de las personas que prestan servicio, primer paso para hablar de calidad, ahora nos toca que ese acuerdo del ámbito institucional se plasme también en el laboral. Por ello, es importante que el nuevo convenio incorpore una clasificación profesional acorde a las titulaciones, el conocimiento y la cualificación, y que, al mismo tiempo, se regulen con claridad las funciones de cada grupo profesional. La atención y el cuidado de los mayores no se debe mezclar con la limpieza de las instalaciones y el mantenimiento de las condiciones higiénicas de los centros. Esto no es fácil de conseguir de la noche a la mañana y, por lo tanto, pequeños pasos en este sentido son grandes avances. Por ello, determinar que la Gerocultora y el personal de limpieza no deben encontrarse en el mismo grupo profesional es un avance sustancial contra la polivalencia en las Residencias.

Se hace necesario que el futuro convenio articule y estructure un modelo de negociación colectiva estructurado y con jerarquías donde el convenio estatal debe jugar a ser un marco amplio, el más amplio posible, y que determine las condiciones mínimas a aplicar en todos los centros y que, al mismo tiempo, posibilite un desarrollo armónico, si las partes lo consideran oportuno, en las Comunidades Autónomas. Descentralizar más la negociación colectiva a ámbitos inferiores no es lo mejor que puede ocurrirle al sector. No podemos olvidar que las competencias en Dependencia están descentralizadas en las CCAA.

Tampoco podemos obviar, porque es una realidad incuestionable en estos momentos, el importante proceso de concentración empresarial que se está produciendo. Estos movimientos empresariales no puede significar que los trabajadores pierdan derechos reconocidos en sus anteriores centros.

El convenio y su desarrollo no acaba con su firma, por eso la gestión y el control del mismo es fundamental para su correcta aplicación, incluso en los casos en que las empresas con dificultades económicas puedan acogerse a una inaplicación salarial temporal justificada que lleve consigo un plan de viabilidad de la empresa y la recuperación de los derechos no percibidos.

La seguridad y la salud laboral de quienes trabajan en Dependencia es básica, los índices de enfermedades profesionales y accidentes laborales se están incrementando de manera espectacular. Poner medidas que corrijan estos índices va a determinar una importante calidad de las prestaciones que se realizan.

Los altos índices de parcialidad en los contratos son una lacra que debe corregirse si, de verdad, aspiramos a un empleo de calidad. No es de recibo que en un sector prospero como la Dependencia existan trabajadoras que se encuentren los límites de la pobreza laboral.

Finalmente, es fundamental que en el futuro convenio se puedan recoger los recientes acuerdos suscritos entre las Organizaciones Empresariales (CEOE y CEPyME) y las Sindicales (CCOO y UGT) con respecto al establecimiento de un salario mínimo de convenio, una apuesta por el empleo de calidad y que, en un momento de crecimiento económico que ha llegado al sector, véase el informe de DBK, las trabajadoras perciban, también, esta recuperación económica en sus retribuciones. Posiblemente algunas de éstas cuestiones no se consigan de manera inmediata si cerramos un convenio a corto plazo, pero si que deben determinar los principales objetivos de un futuro convenio con mayor estabilidad.

Luis Francisco Álvarez Agudo

Responsable del Área de Negociación Colectiva

FSS- CCOO

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