¿Hasta qué punto influye la salud mental en la salud física?
Las condiciones físicas, como enfermedades cardiovasculares, respiratorias y metabólicas, parecen mantener una relación bidireccional con aquellas de índole psicológica. Es decir, las enfermedades físicas podrían conducir a trastornos psicológicos, y las condiciones psicológicas podrían incrementar el riesgo a sufrir alguna enfermedad física.
¿Y cómo influye esto en la longevidad de las personas?
Es un fenómeno conocido el hecho de que las personas con trastornos mentales tienen una menor esperanza de vida, comparadas con aquellas que no presentan patología mental. Es tan grande esta diferencia en cuanto a la longevidad, que en un meta-análisis de Walker, McGee y Druss se evidenció que la diferencia media de la esperanza de vida entre las personas que padecen un trastorno mental y la población general es de 10,1 años (en un rango entre 1,4 y 32 años).
¿Y de qué manera concreta puede afectar una patología mental a la salud física?
Las patologías físicas y las mentales tienen factores de riesgo comunes, como por ejemplo el consumo de tabaco, el abuso de sustancias (alcohol, drogas), la inactividad física y una dieta inadecuada. Por lo que estos factores de riesgo podrían conducir a enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo II, enfermedades respiratorias y enfermedades infecciosas.
¿Qué papel juega el estrés en todo esto?
El estrés formaría parte de esta ecuación si perdurase durante un largo periodo de tiempo y los niveles fueran elevados, pudiendo ser un desencadenante para padecer enfermedades tanto físicas como psicológicas por las consecuencias en los sistemas nervioso central, endocrino, cardiovascular, respiratorio, inmune, digestivo, muscular y reproductor. Y, a la vez, es una consecuencia al padecer condiciones médicas y mentales.
¿Cómo se puede evitar que una patología mental afecte a la salud física?
No es algo que se pueda evitar en sí, sino que son necesarias una serie de actuaciones por parte de la persona en cuestión y por parte del sistema de salud.
¿Cree que los profesionales de los cuidados a personas mayores o dependientes tienen en cuenta esta relación entre la salud mental y la física?
Dependiendo del grado de especialización y experiencia del profesional, pero desde mi punto de vista, no es algo a lo que se le preste gran importancia, pues generalmente se prioriza la salud física de la persona y su grado de dependencia.
¿Cómo deberían cuidarse las personas para evitar que su salud mental pase factura a la física?
Por parte de la persona, cuidando aquellos factores de riesgo de carácter modificable, es decir, tener hábitos más saludables, como no fumar, consumir alcohol moderadamente, realizar ejercicio físico, seguir una dieta equilibrada o realizar los seguimientos médicos correspondientes.
Sin embargo, en según qué patologías es complicado que la persona lleve a cabo estas actuaciones, bien por la apatía propia de su sintomatología, o bien por aspectos de carácter social como el estigma y la discriminación, aún muy presente en nuestra sociedad.
¿Qué pueden hacer los poderes públicos?
Diseñar intervenciones que contemplen la multimorbilidad, es decir, la presencia de dos o más condiciones crónicas, pues es una realidad cada vez más común. Además de no restarle importancia a los trastornos psicológicos, ofreciendo un tratamiento integrado.
¿En qué consiste exactamente su proyecto de investigación con ATHLOS?
En la fase inicial del proyecto me dediqué, junto al resto del equipo, a la tarea de armonización de variables. Se trata de un proceso exhaustivo en el que se comprueba la comparabilidad de medidas entre e intra estudios. Es decir, averiguar si cómo se ha recogido determinada información (por ejemplo, diagnóstico de diabetes) es equiparable en diferentes estudios e incluso dentro de un mismo estudio pero en distintos periodos de recogida de datos.
En este momento estoy estudiando cómo se agrupan las diferentes condiciones físicas y psicológicas, pudiendo identificar patrones de multimorbilidad muy semejantes entre países. A partir del estudio de estas agrupaciones de enfermedades, analizaré cómo el pertenecer a un determinado patrón predispone en mayor o menor medida a desarrollar un trastorno mental, tal como depresión o ansiedad, y cómo repercute en la esperanza de vida.
¿Qué aplicación práctica podría derivarse de su investigación?
De los resultados de mi investigación pretendo aportar datos representativos (teniendo en cuenta las diferencias entre países y de diferentes estratos sociales) para lograr un conocimiento profundo sobre los determinantes involucrados en el desarrollo de ambos tipos de condiciones, para favorecer la creación e implementación de actuaciones socio-sanitarias más costo-eficientes.
Esto es de vital importancia debido al gran incremento de la esperanza de vida y a las previsiones futuras, donde se estima que para el año 2066 el porcentaje de personas mayores de 65 años aumente hasta el 34.6%. Por tanto, se hace necesario poner una solución al problema inminente del gasto sanitario relacionado con el envejecimiento de la población.