¿Cuál es la principal característica de los centros Stima Mayores?
Pensamos que es el proceso de trabajo y atención que hemos creado, basado en nuestra experiencia previa en gestionar otros centros de día privados para personas mayores. Tenemos tres pilares básicos: usuario, familias y profesionales.
El usuario es el objetivo de nuestro trabajo diario, por lo que existimos. Las familias pensamos que son tan importantes como los usuarios porque si no trabajas en el centro para que las familias noten los efectos también en casa, entonces lo que haces se queda a medias. Intentamos que el trabajo del centro se traslade a casa, pero también hacemos un trabajo directo con las familias para que sepan cómo cuidarlos en casa y cómo enfrentarse a los problemas que surjan cuando no tienen el apoyo del profesional. Muchas veces no se tiene en cuenta a los familiares, pero son el 50 % de todo esto.
Por último, el equipo. En estas profesiones hay una carga de trabajo que en un momento determinado puede llegar a ser sobrecarga. Intentamos que nuestros equipos se mantengan motivados y comprometidos con la actividad diaria; buscamos que vengan a trabajar felices, ya que eso repercute en cómo cuidan, atienden y estimulan al usuario. Y también prestamos atención a los espacios, intentando crear centros modernos, luminosos y acogedores que inviten a quedarse.
¿Qué tipo de perfiles profesionales forman la plantilla de los centros Stima?
Tenemos médicos, enfermeros, terapeutas ocupacionales, neuropsicólogos, fisioterapeutas, trabajadores sociales, auxiliares de geriatría y conductores, aparte de la dirección del centro.
¿Cree que España cuenta con buenos profesionales para este sector?
Yo creo que sí, pero también pienso que, en los últimos años, y como consecuencia de la crisis y de la cantidad de gente que se quedó en el paro, se ha acercado al sector gente no tan profesional-vocacional.
Cada vez hay más población envejecida, por lo que es un sector con empleabilidad, pero vemos, sobre todo en el perfil del auxiliar de geriatría y de los directores, que personas ajenas a este campo, desde trabajadores de fábrica hasta vendedores o ingenieros, de repente hacen un curso de auxiliar de geriatría o de dirección de centros de servicios sociales y aparecen en este sector.
Vemos que ese perfil no es tan vocacional como el de alguien que lleva toda la vida dedicándose a esto, algo que se nota cuando atienden al mayor. No hay feeling y sensibilidad, han llegado rebotados de otro trabajo. O gente que quería montar un negocio y se mete en esto. Hay centros mal gestionados, convertidos en guarderías de mayores para pasar el día. Eso crea de cara a la sociedad un concepto de centro de día que no es el real, o al menos uno en el que no creemos en Stima.
¿Son conscientes de este fenómeno los poderes públicos?
Creo que empiezan a ser cada vez más conscientes, he tenido conversaciones con alguna administración pública y sí me han comentado que les ha llegado gente a decirles que quieren abrir un centro y que tienen una categoría para encuadrarlos según de dónde vengan. Lo que pasa es que no se han puesto a regular la situación, pese a ser conscientes.
¿Qué perfiles de usuario cubren los centros Stima?
Atendemos a personas mayores de 60 años, con déficit o sin él, que necesiten hacer alguna actividad durante el día o durante unas horas. Son perfiles de personas mayores.
¿Tienen algún abordaje específico para personas con Alzheimer o demencias?
Depende del caso. Tenemos en cuenta la enfermedad, pero no es algo básico porque al final hacemos una valoración exhaustiva de los síntomas de la persona para dirigirnos a ello.
Por ejemplo, si tenemos una persona mayor con las funciones ejecutivas alteradas, haremos un tratamiento de estimulación de neuropsicología para tratar de recuperar esa capacidad independientemente de que esa alteración sea por demencia o por deterioro cognitivo asociado a ictus o Parkinson. La enfermedad nos sirve para prever el curso que tendrá, la posible recuperación o los síntomas que se puedan presentar, pero es una vía, no nos basamos en la enfermedad. Tratamos los síntomas.
Además, intentamos no centrarnos solo en la enfermedad porque si solo tenemos eso en cuenta, puedes olvidar que detrás de esa enfermedad hay una persona con gustos, necesidades, hábitos y una historia, y si te centras solo en la enfermedad los tratas a todos por igual, como robots, y cada persona es un mundo.
Porque un centro de día no busca curar, sino mejorar la calidad de vida de las personas.
Hay algunas patologías que sí se curan, como una fractura de cadera, brazo u hombro; o al menos la puedes rehabilitar. Es un proceso agudo que requiere una recuperación que puede llegar a ser completa. Pero en patologías degenerativas o que dejan secuelas, la función es estimular para evitar que haya mayor deterioro o conseguir algo de recuperación, pero no podemos curar el Alzheimer o el Parkinson, ojalá pudiéramos.
¿Utilizan tecnología en los centros Stima Mayores?
Sí, tecnología básica, tipo tablets, ordenadores, proyectores, televisión… También tenemos una sala de estimulación multisensorial. Pero no pensamos que la tecnología sea la panacea de la estimulación, aunque sí que permite dar un abanico mayor de actividades para motivar más a los usuarios. Es una herramienta más, pero no significa que un taller solo por tener tecnología sea maravilloso.
¿Cómo cree que serán los centros de día en el futuro?
Espero que se hayan profesionalizado más y sean un referente en la sociedad, ya que actualmente son un recurso desconocido. Espero que dejemos atrás la carga peyorativa de ‘guarderías’ donde la familia abandona a los mayores y que se entiendan como un sitio para mejorar la calidad de vida de los mayores.
La población estará cada vez más envejecida y cada vez hay más gente envejeciendo en solitario. ¿Cree que estas personas decidirán voluntariamente ir a un centro de mayores? Porque a día de hoy son las familias las que tienen la iniciativa.
Sí, actualmente son las familias. Pero creo que, con los años, estas personas que ahora se casan menos y en el futuro estarán solas, llegarán a estas edades con una mentalidad más avanzada e irán a los centros de día a pedir ayuda.