Predecir la aparición de enfermedades como el Alzhéimer es uno de los objetivos de una parte de la comunidad científica por la mejora en la calidad de vida de los pacientes que podría proporcionar conseguirlo. Pero la realidad es que, a día de hoy, es prácticamente imposible hacerlo, lo cual no significa que se siga trabajando en la consecución de métodos que permitan adelantarse para tratar de atenuar los daños.
Algo similar es lo que busca el proyecto FrailCheck, cuya palabra procede de la suma de ‘Frailty’ (fragilidad) y ‘Check’ (chequear). Y es precisamente eso lo que pretende: diseñar un sistema que permita valorar la fragilidad en las personas mayores, principalmente. De este modo, los médicos, familiares y cuidadores podrían actuar para mejorar desde el entorno del paciente (eliminando elementos peligrosos) hasta su propia salud (adaptando la alimentación o con sesiones de fisioterapia).
El proyecto FrailCheck es una iniciativa que ha involucrado a la Escuela Politécnica de Alcalá de Henares, el servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Guadalajara, la Universidad de Alcalá de Henares y la residencia Albertia Las Palmeras, de Azuqueca de Henares. Cuenta con la financiación de la Junta de Castilla-La Mancha y de la Unión Europea a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER). Y busca que, entre todos los participantes, finalmente se beneficien aquellas personas con riesgo de fragilidad.
Algunas de ellas, residentes en Albertia Las Palmeras, ya participan en los ensayos. Para ello, se les ha colocado un dispositivo electrónico en uno de los miembros inferiores del cuerpo o incluso en un bolsillo. El aparato monitoriza su actividad física y la velocidad de la marcha hasta 12 horas diarias los 7 días de la semana. Las mediciones permitirán conocer aspectos de la persona como su riesgo de sufrir fragilidad o caídas, así como problemas relacionados con infecciones o depresión, lo que permite actuar desde un enfoque multidisciplinar para buscar una solución o incluso prevención.
Parte del éxito de estas mediciones requiere, sin embargo, una actuación previa al análisis del usuario, lo que se realiza a través de una Valoración Geriátrica Integral. Esto permite analizar el estado de la persona una vez retirados aquellos elementos que puedan inducir algún evento como caídas, pero también una infección o incluso la visita de un familiar, que podría alterar las mediciones basales. El objetivo es tener una panorámica pura del paciente antes de monitorizar su día a día y, de este modo, contar con datos lo más fidedignos posibles.
El proyecto FrailCheck, que arrancó en septiembre de 2018, tiene una duración de dos años y, si todo sale según lo previsto, ofrecerá una nueva forma de conocer el riesgo de fragilidad en los mayores para solventar aquellos aspectos que sea posible antes de que la persona sufra algún tipo de daño que ponga en riesgo su salud y bienestar. Un nuevo ejemplo de cómo la tecnología puede ayudar a mejorar la vida de los mayores y de las personas en situación de dependencia.