El coronavirus se ceba con las residencias de mayores. Antes del estallido oficial de la crisis sanitaria en España, el fallecimiento de una mujer de 99 años en un centro de Madrid disparó las alarmas, al suponer la evidencia de que el virus había estado circulando por el país sin haber sido detectado.
Ahora, cuando el país se encuentra en Estado de Alarma y ya es el cuarto con más casos del planeta (más de 17.000, según el recuento del 19 de marzo), las residencias y centros de mayores se han visto convertidas en inesperados focos de contagio.
En Madrid, casi una veintena de personas han fallecido en la residencia de mayores Monte Hermoso, donde unas 75 personas, incluidas trabajadores del centro, han dado positivo por coronavirus. Fue en Madrid donde se detectaron los primeros focos de contagio en residencias, una tragedia que ha afectado a otros centros de la capital y que ha dejado casos en Valencia, Tomelloso (Ciudad Real) o Capellades (Barcelona). Todo ello a pesar de que las residencias de mayores cuentan con protocolos para evitar el contagio de enfermedades infeccionas, como explicó a ‘NGD’ el doctor Francisco José Tarazona.
Algunas cadenas de residencias de mayores han redoblado sus protocolos para luchar contra el coronavirus, como ha explicado Albertia a los familiares de los usuarios de sus centros. La compañía ha sectorizado sus residencias para crear grupos de residentes estancos entre sí, de manera que, ante el contagio de una persona, no se extienda por todo el centro.
El problema es que las residencias no están equipadas para luchar contra un virus como el SARS-CoV-2, cuya tasa de contagio parece mucho más elevada que la de las cepas de gripe más habituales. Además, las características de este virus hacen difícil su detección temprana, de manera que hay personas portadoras del virus y con capacidad de contagiarlo, pero completamente asintomáticas. De hecho, cuando aparecen los primeros síntomas, que además varían en intensidad en cada enfermo, es probable que ya haya dejado un reguero de contagiados.
A ello se suma la falta de medios materiales, como equipos de protección individual, mascarillas o batas, dejando al personal de los centros expuestos a contagios. Personal que, al ser más joven que los internos con los que tratan a diario, probablemente experimentan una enfermedad leve e incluso prácticamente asintomática, exponiendo a los residentes a contagiarse a pesar de las precauciones que se toman.
Diversas entidades del sector residencial y sociosanitario han reclamado tanto al Gobierno como a las Comunidades Autónomas contar con más medios para evitar el coronavirus en residencias de mayores. El colapso de la Sanidad y la dificultad para gestionar los más de 17.000 infectados que hay en España están dificultando que se escuchen estas peticiones, que ya han llegado desde AESTE, Lares o CEAPs.
Estos casos de contagios están perjudicando tanto la seguridad de los residentes y de los empleados de las residencias de mayores, como la imagen de estos centros, al haberse convertido en epicentro de una crisis que han tratado de evitar pidiendo, en su momento, limitar las visitas y, después, contar con más medios para no verse desbordadas.