Médicos sin Fronteras publica un demoledor informe sobre las residencias de mayores durante la pandemia. La ONG considera que “la situación vivida en las residencias de mayores durante la COVID-19 nunca debería volver a ocurrir”, un pensamiento en línea con el de todo ciudadano de bien.
El informe arranca con cifras de extrema crudeza que ayudan a explicar por qué España ha tenido una altísima mortalidad por coronavirus: de los casi 30.000 fallecidos hasta el 20 de junio, el 69,1 % se produjo en residencias de mayores. Médicos sin Fronteras explica esta “alta mortalidad” en una respuesta que “puso de manifiesto la falta de capacidad y asistencia a este colectivo, tanto en los servicios de atención primaria como el sistema hospitalario”.
“El foco de la respuesta se centró en la situación de colapso en el sistema sanitario, en los servicios de urgencias y UCI de los hospitales, llegando al punto de obstaculizar las derivaciones”, en lo que supone un reconocimiento de la situación que ha denunciado el sector residencial desde el inicio de la pandemia, a pesar de la negativa de las Administraciones. “Las residencias tuvieron de facto que asumir una responsabilidad para la que no estaban preparadas, ni dotadas, ni protegidas con unas consecuencias desastrosas para residentes, trabajadores, equipos de gestión y un impacto directo en la alta mortalidad”, destaca el informe de Médicos sin Fronteras, donde se recogen testimonios que pueden herir la sensibilidad de quienes los lean.
Además, destaca que “las residencias tenían un déficit estructural de recursos y de supervisión sanitaria y ningún plan de contingencia”, lo que “hizo inviable responder a la epidemia”. “Esto condujo a que la asistencia médica quedara desatendida, a una alta mortalidad y a una merma en la calidad de la atención social”, añade, y destaca desgarradoras conclusiones como que “muchas personas mayores murieron aisladas y solas”, algo que también denunció el sector en su momento.
Sin embargo, el informe de Médicos sin Fronteras sobre la situación del coronavirus en residencias de mayores no se limita a constatar lo acontecido, sino que proporciona claves para actuar durante los próximos meses, habida cuenta de que “el riesgo de que las personas mayores que viven en residencias vuelvan a resultar afectadas no ha remitido”.
En este sentido, Médicos sin Fronteras propone elaborar “planes de contingencia fácilmente adaptables a cada residencia” bajo cierto liderazgo de los poderes públicos estatales y autonómicos. “Estos planes de contingencia serán el marco que deberá desarrollar cada residencia, siempre guiadas, acompañadas y supervisadas a nivel territorial, asegurando que las personas mayores y sus necesidades de cuidados y salud se pongan en el centro de atención”.
Asimismo, propone un refuerzo en “recursos humanos y materiales” para garantizar “un cuidado digno y adecuado” a los usuarios. Un planteamiento que exige “garantizar que las bajas son cubiertas, revisando al alza las ratios de personal de atención directa” y “conocer los protocolos de derivación a atención primaria y hospitalaria, y en su caso de cuidados de confort en la residencia”.
No obstante lo anterior, desde Médicos sin Fronteras abogan, como es lógico, por procurar “mecanismos para la detección, vigilancia y control de la infección”, de manera que los usuarios no lleguen a contagiarse, siempre que sea posible evitarlo. En este sentido, propone hallar “un equilibrio entre aislamiento, cuarentena y convivencia, asegurando que las medidas de sectorización responden asimismo a las necesidades de socialización”.
En resumen, el informe de Médicos sin Fronteras dibuja el crudo panorama que vivieron las residencias de mayores durante la primera oleada de contagios de coronavirus en España y aporta claves, en realidad consabidas, para evitar que en esta segunda oleada -y en las que posiblemente vendrán después- se vuelvan a vivir situaciones tan difíciles de gestionar y comprender como las denunciadas por el sector residencial durante los últimos meses. Algo a lo que, como sociedad, debemos contribuir adoptando de forma responsable las medidas de protección y distanciamiento social.