La facturación del sector residencial en España ascendió a 4.600 millones de euros en 2019, un 3,3 % más que el año anterior, según el Observatorio Sectorial DBK de Informa.
Un cuarto del total se lo llevaron los cinco grandes grupos que operan en España, y entre los diez primeros operadores tan solo representaron el 35 % de la facturación de las residencias de mayores en España. Esto se debe a la enorme cantidad de centros independientes o integrados en grupos de pequeño tamaño, lo que demuestra el potencial de crecimiento que tiene el sector y la oportunidad que existe tanto para crear nuevos grupos a partir de estos centros, como para integrarlos en algunos de los ya existentes.
En cuanto al número de residencias de mayores que hay en España, en 2019 se contabilizaron 5.623 centros, entre públicos y privados. El total de plazas residenciales ascendió a 383.517, un 0,8 % más que en 2018. De ellas, 287.000 eran de titularidad privada, lo que demuestra el enorme peso del sector privado en la atención a la dependencia.
De hecho, el 59 % de la facturación de los grupos de residencias de mayores en España procedió en 2019 de sus plazas privadas, representando ingresos por valor de 2.755 millones de euros. Por su parte, el 30 % de la facturación de estas compañías está en la gestión de plazas concertadas, mientras que otro 10 % procede de la gestión privada de plazas públicas: plazas residenciales de titularidad pública que se explotan en modalidad privada.
En general se observa que el sector residencial en España goza de buena salud, si bien la crisis sanitaria y económica causada por la COVID-19 ha impactado de manera especialmente dura en el sector. Y lo ha hecho en varios frentes: el fallecimientos de los usuarios de estos centros (se calcula que casi 20.000 personas han muerto en residencias de mayores por causas relacionadas con el coronavirus), la paralización de los nuevos ingresos durante meses y la ralentización en general por miedo a contagios, la necesidad de reforzar personal y equipamiento para atajar la pandemia (que tensiona las cuentas de estas compañías) y el frenazo en la construcción y apertura de nuevos centros (con el consiguiente impacto económico por paralizar durante meses proyectos en marcha), son solo algunos de los factores que podrían perjudicar al crecimiento de la facturación del sector residencial en 2020.
Aunque todavía es pronto para saber cómo se comportará este año, ya que la configuración demográfica del país hace necesarios estos centros, que rápidamente están sabiendo adaptarse a las contingencias sobrevenidas.