España necesita 3.000 nuevas residencias de mayores hasta 2050. Así lo asegura un informe de la Federación Empresarial de la Dependencia (FED) y PwC, que cifra 35.000 millones de euros la inversión necesaria para dotar de nuevos activos al sector y poder cubrir las necesidades de los mayores y dependientes de aquí a 30 años.
En concreto, España necesitará 400.000 plazas residenciales adiciones para 2050, hasta alcanzar las 785.000 plazas que serán necesarias para entonces, según las previsiones de incremento de la población mayor de 65 años.
Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugieren contar con cinco plazas por cada cien personas mayores de 65 años. Una tasa que ya cumplen países de nuestro entorno, como Francia, Alemania o Bélgica.
España está ligeramente por debajo, con 4,4 plazas por cada cien personas, lo que implica que faltan 66.000 plazas residenciales. Una cifra que se traduce en 550 residencias de mayores, si se tiene en cuenta centros con 120 plazas de media. Y eso es en la actualidad, con alrededor de nueve millones de personas que superan los 65 años de edad. Pero la cifra se prevé que crezca hasta duplicar la cifra en 2050.
Estas necesidades de residencias de mayores en España se traducirán en una inversión requerida de unos 35.000 millones de euros, según estima la FED. A cambio, se generarán más de 150.000 puestos de trabajo adicionales, convirtiendo al sector residencial en un nuevo y potente motor económico para España. Ya lo es en la actualidad, y ya muestra signos de poder convertirse en un mercado de alcance global. No en vano, miles de extranjeros eligen España para residir tras su jubilación, pero la mayoría opta por comprar inmuebles.
El país tiene una oportunidad ofreciendo plazas residenciales de calidad a extranjeros que busquen beneficiarse de unos cuidados vanguardistas, innovadores y completamente humanizados. Y en eso, España parte con la ventaja de contar con una población mayor que permite testar las últimas tendencias en cuidados a la tercera edad.
Pero es necesario que ese capital humano y los recursos disponibles estén a la altura no solo de las necesidades locales, sino de la atracción de usuarios extranjeros. Por ello, es indispensable solucionar este déficit de centros y plazas y mirar más allá de la mera prestación del servicio a españoles o residentes en el país: existe una enorme oportunidad en la conversión de España en un polo global de cuidados a los mayores.