La vacunación en residencias de mayores reduce la incidencia del virus. Así se desprende de los datos que empiezan a conocerse a medida que estos centros completan la pauta de vacunación entre sus usuarios y trabajadores.
El pasado 27 de diciembre comenzó el proceso de vacunación contra el coronavirus en residencias de mayores, con el histórico pinchazo a Araceli. Desde entonces, y dos meses después, la práctica totalidad de los centros de España han completado la pauta de doble pinchazo de las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna, las reservadas para personas más vulnerables a las consecuencias del virus.
Ahora, los primeros datos estadísticos generados en España muestran un claro cambio de tendencia, como explica Kiko Llaneras en ‘El País’: las muertes se están reduciendo significativamente en las últimas semanas en comparación con personas que no viven en residencias de mayores. Algo cuya explicación podría estar en las vacunas: en los centros en los que se ha superado un 70 % de inmunizados, los casos son diez veces menores que antes de comenzar la vacunación. Entre trabajadores, la incidencia ha caído un 80 % en las últimas semanas, cuando España se encontraba en el pico de la tercera ola de contagios.
Estos porcentajes, explica Kiko Llaneras, incluso han sido ‘traducidos’ a cifras que ayudan a comprender mejor la importancia de la vacunación contra la COVID-19: según Josep Maria Argimon, secretario de Salud Pública de la Generalitat de Cataluña, gracias a las vacunas se están evitando 600 muertes al mes en residencias de mayores. Es más, el 100 % de los vacunados está vivo, mientras que, entre no vacunados, se estima una tasa de mortalidad potencial de hasta el 2 %. En Cataluña, entre el 30 y el 40 % de las muertes por coronavirus se estaban produciendo en residencias de mayores. Ahora son apenas el 10 % del total.
Aunque todavía es pronto para ligar con certeza científica este cambio de tendencia a las vacunas, los datos que llegan desde países como Israel -el más avanzado del mundo en porcentaje de población vacunada- corroboran, o al menos apuntalan, esta idea. Allí, los casos graves de coronavirus son un 67 % menores entre mayores de 60 años, un 38 % bajos para personas que rondan los 50 años y un 16 % inferiores entre adultos jóvenes. Hay un estudio bastante esclarecedor que muestra cómo se han reducido en un 87 % las hospitalizaciones con COVID y un 92 % los casos severos.
Otro estudio, este realizado en Escocia, demuestra que el riesgo de hospitalización de personas vacunadas se ha reducido entre un 85 y un 94 %, cifras que oscilan en función de la vacuna administrada.
Aunque todavía queda por despejar incógnitas referentes a si una persona vacunada puede contagiarse y transmitir el virus, lo que parece quedar claro es que las vacunas salvan vidas, algo que se puede explicar de forma más concreta: la vacunación evita el desarrollo de la enfermedad, y por tanto de desarrollar una enfermedad grave que requiera hospitalización. Y esto, como no puede ser de otra forma, evita que las personas mueran por coronavirus. Por eso es perentorio que el proceso de vacunación cobre impulso e inmunice a más personas en menos tiempo. Nadie estará a salvo hasta que todos estemos a salvo.