El sector residencial registró un leve descenso en su facturación en 2020, según el Observatorio Sectorial DBK de Informa, una filial de CESCE. En concreto, y según este estudio, los principales operadores del sector residencial en España se dejaron un 3,8 % de su facturación agregada, hasta alcanzar los 4.500 millones de euros.
La caída es muy contenida si se tiene en cuenta el drama que vivieron las residencias de mayores durante la primera ola de la pandemia, atenuado en las siguientes olas por las medidas de precaución adoptadas. Una muestra de la buena salud que tiene el sector residencial, a pesar de haberse visto situados en la diana tanto de algunos responsables políticos, como de parte de la opinión pública.
Según el mismo estudio, el 58 % de los ingresos procedieron en 2020 de las plazas privadas, con 2.615 millones de euros facturados. Otro 32 % se correspondió con las plazas concertadas, hasta alcanzar los 1.420 millones. El restante 10 % provino de las plazas públicas.
En España hay más de 5.500 residencias de mayores, con un parque de 384.000 plazas. El 75 % de ellas se encuentran en centros de titularidad privada, hasta hacer un total de 289.353 plazas. De estas, 183.805 son totalmente privadas, mientras que 105.548 son públicas.
Los datos del estudio también evidencian algo que se conoce: todavía hay muchas empresas del sector residencial de pequeño tamaño, lo que refuerza los movimientos de concentración en manos de grandes operadoras y demuestra que a este mercado le queda margen de crecimiento. Algo que están aprovechando no solo algunas socimis como Healthcare Activos o Adriano Care, sino los gigantes del sector, que suelen gestionar los activos que compran las gestoras inmobiliarias y, por su cuenta, se hacen con residencias de mayores pequeñas.
De hecho, el citado estudio destaca que, en 2020, el 22 % de la cuota de mercado correspondió a los cinco primeros grupos del sector residencial. Si se amplía el foco a los diez más grandes, el tamaño fue del 32 %. Sigue siendo minoritario.