Acaba de publicar el libro ‘Las residencias que queremos’. ¿Qué podemos encontrar en él?
El tema principal es ofrecer una serie de elementos científicos e instrumentos y metodologías que faciliten un cambio de modelo, sobre todo pensando en las residencias que ahora existen.
Si nos planteamos los modelos de residencias, hay que hacer otro tipo diferente a como se ha hecho de manera tradicional. Hay que establecer un camino de mejora, que es lo que intenta ofrecer el libro. Pasa por argumentar las reflexiones producidas en la sociedad, no solo en el sector de la dependencia, sobre lo que ha significado la pandemia para las personas que viven en residencias, y la necesidad de cambiar el modelo.
Pensando en las dificultades que pueden tener las organizaciones y proveedores de servicios para hacer este cambio, pienso que este libro puede ayudar, porque refleja la experiencia de la Fundación Pilares para la Autonomía Personal en los diez años que llevamos. Hemos trabajado con entidades y Administraciones Públicas precisamente para cambiar el modelo, y el libro refleja esa experiencia también.
¿El libro es un manual para transformar residencias de mayores?
No, el libro quiere trascender que sea leído solo por profesionales del sector, que también: quiere dar voz para que la sociedad comprenda cómo es el proceso de cambio que se está operando en las residencias a nivel internacional, porque hay un movimiento general de cambio que se conoce como ‘cultural’, en la concepción de los cuidados.
Pero esto no tiene que ver solo con el sector, sino que tiene que ver con la sociedad entera: cómo nos planteamos el tema de los cuidados cuando los necesitemos, o qué hacemos como sociedad en esa última fase de la vida, y cómo y con qué recursos los afrontamos.
El mayor debate hasta ahora se ha centrado en la medicalización de residencias de mayores, pero ¿qué modelo propone el libro y hacia dónde dirige el debate de este cambio de modelo?
Hablamos del modelo de Atención Integral Centrada en la Persona, que requiere que los servicios y recursos se organicen de modo que puedan hacer frente a esa atención integral, que se refiere a atender a todas las necesidades de las personas.
En el caso de las residencias, las personas no solo requieren cuidados sanitarios o de apoyo a las actividades de la vida diaria, sino que necesitamos desarrollar nuestra vida, reconocimiento, que nos comprendan, afecto, comunicación, tener relaciones sociales… Y todo eso, desde el modelo tradicional, se ha visto el déficit, que es donde han ido los esfuerzos.
Desde el modelo de atención Integral se atienden también esas necesidades, y como está centrado en la persona, es la persona protagonista y participa en el proceso de cuidados, lo que requiere conocer a la persona, su pasado, sus habilidades, sus gustos, etc. Es un acercamiento comprensivo de su historia de vida y sus proyectos: cómo le gustaría seguir viviendo.
Porque, cuando una persona ya no puede vivir en casa, por la razón que sea, se produce una ruptura enorme con su vida anterior, y este modelo busca que no haya esa ruptura tan grande, que la persona pueda continuar haciendo las cosas que considera importantes. El libro lleva por subtítulo ‘cuidados y vida con sentido’, lo cual tiene que ver con que las personas sientan que continúan controlando su proyecto de vida y que no son otras las que deciden por ellas.
>> Puede adquirir el libro en este enlace.