Las residencias de mayores están en pleno proceso de actualización de sus modelos asistenciales y estructurales. La pandemia ha puesto de manifiesto algunas carencias del sistema, a la par que ha animado a reforzar lo que funciona de cara al progresivo incremento del número de usuarios que requerirán estos servicios.
La Atención Integral Centrada en la Persona, como evolución de la ACP ya conocida e implementada de modo general, es una de las grandes revoluciones que está experimentando el sector. Pero no es el único modelo asistencial conocido, aunque sí el más habitual en España y gran parte de Europa y Estados Unidos.
En los países nórdicos se utiliza un modelo basado en Unidades de Convivencia un tanto particular. Aunque cada vez más residencias de mayores en España estructuran sus habitaciones en unidades de convivencia, el modelo nórdico propone apartamentos de gran tamaño en los que conviven grupos de usuarios.
A diferencia de los centros españoles o franceses, estas residencias nórdicas son de pequeño tamaño (alrededor de una veintena de usuarios), lo que evita la masificación y genera un entorno tranquilo para los residentes.
Ahora, la localidad catalana de Sant Adrià de Besòs contará con la primera residencia de mayores de modelo nórdico abierta en España. Se llama Residència Barcelona Unitats de Convivència, y cuenta con 6.000 metros cuadrados de instalaciones en las que se ubicarán seis Unidades de Convivencia para grupos de entre 8 y 19 usuarios. Se trata de conjuntos de apartamentos independientes equipados con baño, cocina, comedor, sala de estar y terraza propia, complementados con zonas comunes a la Unidad.
Además, y para reforzar el sentimiento hogareño en el centro, los usuarios podrán tener sus propios muebles e incluso a sus mascotas, de manera que su ingreso en la residencia de mayores no será una gran disrupción en su vida, sino, más bien, un cambio de hogar a hogar. De hecho, las visitas no tienen horario, lo que refuerza la libertad de los usuarios.
El centro, además, ha sido diseñado siguiendo un estricto plan para evitar contagios, por lo que cuenta con una entrada diferenciada para personas externas al mismo (como repartidores) que desemboca en una zona aislada de donde viven los usuarios, y que sirve para realizar test de antígenos a los visitantes, tomarles la temperatura o desinfectar sus pertenencias.