¿Es posible elegir al mejor psicólogo para comenzar una terapia que nos cambie la vida? La respuesta breve es ‘sí’, pero con matices: como con todo profesional, intervienen muchos factores a la hora de elegir psicólogo.
La Fundación Salud y Persona ha recogido algunas claves para ayudar en el proceso de búsqueda. No en vano, hay miles de profesionales de este ramo, pero no todos son iguales, como sucede con cualquier profesional, como los médicos.
El paso más difícil es reconocer que se tiene un problema, o varios, y que se necesita una terapia psicológica. El estigma que sigue existiendo alrededor de las enfermedades mentales pesa mucho a la hora de dar el paso y buscar un psicólogo, lo que retrasa el acceso a un tratamiento que ponga fin al sufrimiento.
Sin embargo, y una vez dado el paso, se abre la duda: ¿Cómo elegir a un buen psicólogo? Por lo general, muchas personas recurren a algún conocido que ya esté haciendo terapia, algo que suele funcionar, pero que no es la panacea porque el hecho de que un paciente esté cómodo con su psicólogo no significa que todo el mundo vaya a estarlo. Hay que tener en cuenta que la conexión que haya entre psicólogo y paciente es esencial para que se entiendan y funcionen.
Desde la Fundación Salud y Persona recomiendan pedir una entrevista con el psicólogo que sirva como toma de contacto. En muchos casos no se cobra, aunque suelen ser telefónicas o por videollamada. Sirve para comprobar el feeling que hay entre profesional y paciente, y así determinar si se continúa con el tratamiento. En esta primera toma de contacto suele ser recomendable preguntar por el número de colegiado, lo que nos dará una garantía de que se trata de un profesional titulado.
Además, es importante preguntar acerca del precio de las sesiones, así como de posibles bonos que supongan un ahorro al contratar un mayor número de sesiones. La Fundación, citando un estudio de Mundopsicologos, cifra en 51 euros el precio por hora en 2020, aunque, dependiendo del prestigio del profesional, la cifra incluso podría duplicarse.
Por supuesto, la Fundación invita a denunciar cualquier comportamiento inapropiado que exceda el vínculo paciente-profesional admisible. Pero también advierten de que una terapia conlleva un tiempo que no se puede tasar de antemano: ni siquiera el psicólogo puede saber cuántas sesiones serán necesarias, ya que dependerá de factores como la capacidad de esfuerzo del paciente, su disposición a aplicar la terapia, su estado vital e incluso sucesos que no se pueden controlar, pero que influirán en el progreso de la terapia. No hay que desesperar ni desistir: con paciencia, trabajo duro y determinación, es posible conquistar el bienestar. Y el psicólogo será un guía en este proceso.