El Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (ICOMEM) y la compañía Campofrío Healthcare, especializada en alimentación especial y adaptada para personas mayores o en situación de dependencia, organizaron hace unos días el seminario ‘Claves para el empoderamiento de la persona con disfagia’.
El encuentro, que contó con la participación de María del Mar Fandiño, endocrinóloga del Hospital Severo Ochoa de Madrid, y de Jaime Paniagua, logopeda del Hospital Quirónsalud de Madrid, sirvió para poner de manifiesto los problemas derivados de una condición que afecta a cuatro de cada diez adultos mayores y a hasta el 60 % de los adultos institucionalizados, y que se caracteriza por tener dificultad para tragar.
El principal problema que puede ocasionar la disfagia, la dificultad para tragar con normalidad, es la desnutrición y la consiguiente pérdida de peso, lo que pone en riesgo la salud de los afectados, que no llevan una alimentación adecuada que les permita mantener un correcto nivel de defensas.
Los expertos reunidos en este seminario subrayaron los problemas asociados a la disfagia, como son la ansiedad o el miedo en los afectados, que suelen evitar comer en lugares públicos o verse presionados al tener que enfrentarse a la comida o bebida.
A pesar de ello, existe la forma de prevenir y tratar la disfagia, bien sea con programas de rehabilitación que ayuden a reducir la ansiedad a la hora de deglutir o bien a través del abordaje de los posibles problemas físicos que impidan tragar correctamente. Técnicas que, en ambos casos, empoderan al paciente y le ayudan a llevar una vida prácticamente normal, sin miedo ni condiciones que puedan comprometer la deglución.
Una forma de comenzar con estas terapias es adaptar la alimentación, ya sea con productos texturizados (que mantienen el color, condiciones y sabor de la comida) o con espesantes de segunda gama, que no alteran las condiciones naturales del alimento y ayudan a que sea más fácil tragar.
Además, los expertos recomendaron prestar mucha atención a la hidratación y al funcionamiento de la deglución de la persona afectada, analizando dónde se produce el problema para poder recabar datos que ayuden a afrontarlo progresivamente y sin presión.
Se calcula que en España hay alrededor de dos millones de personas que sufren disfagia, una cifra considerable que merece una especial atención para ayudarles a encontrar una solución a un problema que llega a limitar su vida cotidiana, y que no siempre está relacionado ni con la edad ni con problemas de salud específicos.