La esquizofrenia es una patología mental caracterizada por un deterioro sostenido de la conducta, de la funcionalidad, de la capacidad de comunicarse y de la calidad de las relaciones sociales, como explica el doctor Ricardo Guinea, director médico de los centros Mentalia Salud.
Se calcula que el 1 % de la población europea y estadounidense sufre esquizofrenia, con 400.000 personas diagnosticadas solo en España. Se desconocen las causas de la esquizofrenia, una enfermedad que empieza a mostrar sus primeros síntomas en la adolescencia. Debido a ello, algunos expertos vinculan el desarrollo de esta patología con las condiciones en las que se haya criado a persona, si bien también se han encontrado cuestiones genéticas que ayudan a explicarlo.
Uno de los grandes desafíos que afrontan los enfermos de esquizofrenia es el estigma social que supone padecer esta patología. Los bruscos cambios en el carácter y el comportamiento de los enfermos provocan aislamiento social y soledad, que a su vez alimentan la propia patología. Por eso, cada vez más terapias se enfocan hacia la identificación de personas con alto riesgo de desarrollar síntomas de esquizofrenia, sobre todo en la etapa adolescente, con el objetivo de mejorar su entorno y comenzar una rehabilitación psicosocial preventiva.
En los centros Mentalia Salud, parte de DomusVi, se imparten terapias tanto para enfermos de esquizofrenia como para personas con riesgo de padecerla por sus antecedentes o entornos complejos. “Hoy sabemos que es difícil hablar de ‘curación’ en la esquizofrenia, pero es muy razonable hablar de recuperación, entendida como la posibilidad de vivir con un nivel tolerable de síntomas, haciendo un uso adecuado de los recursos de apoyo disponibles, disfrutando de un grado importante de autodeterminación personal y logrando un lugar significativo en la sociedad”, recuerda Eduardo Rodríguez, coordinador de los centros Mentalia Montreal (Madrid), quien reclama “romper con el pesimismo que se asocia al emitir o recibir el diagnóstico”.
El experto considera “esperanzador” el pronóstico de las personas con esquizofrenia, dado que la investigación avanza y permite contar con nuevas herramientas para tratar a los enfermos y procurarles una vida prácticamente normal y, en todo caso, totalmente integrada en la vida social, lo que repercute de manera positiva en sus familias. Algo que también aplica a las personas mayores con esquizofrenia, a quienes su patología de base se les puede complicar con la aparición de alguna forma de demencia. Para estos pacientes ya existen estrategias específicas que, de forma holística, buscan mejorar su calidad de vida atendiendo a su pluripatología de forma personalizada.