La fractura de cadera en personas mayores es uno de los grandes problemas de salud que pueden poner en riesgo la calidad de vida de quienes lo sufren, cifrados en casi 45.000 personas cada año solo en España.
Hasta ahora, una combinación de reposo y rehabilitación era la terapia más habitual para recuperarse de una fractura de cadera. Pero, en ocasiones, esta rehabilitación se convertía en un duro programa de actividades para los mayores, a la altura del desafío que supone recuperarse de una caída de este tipo.
Sin embargo, una joven ingeniera biomédica de 26 años, Ana Rojo, ha desarrollado un dispositivo que permite la aplicación de la realidad virtual a la rehabilitación traumatológica. Se trata de un andador tradicional equipado con sensores conectados a unas gafas de realidad virtual, que se coloca el usuario para ver proyectados en ellas entornos reales, como parques o jardines. El ejercicio está supervisado por profesionales, que pueden modificar las imágenes que visualiza el paciente para colocar obstáculos virtuales o cambiar la orografía del terreno, obligando a que camine en zigzag, por ejemplo.
Los desarrolladores destacan, además, que el hecho de colocar obstáculos virtuales permite realizar los ejercicios con mayor seguridad, ya que en caso de que el paciente no pueda sortearlos, tampoco se caerá al suelo.
Por otro lado, uno de los avances que supone este sistema es que se trata de una experiencia similar a un videojuego, lo que convierte en un reto ameno el proceso de rehabilitación. Pero el complejo sistema digital que encierra permite que los sensores recopilen información en tiempo real sobre la evolución del paciente, por lo que obtienen datos de interés para planificar las siguientes etapas de la rehabilitación.
Por el momento, este sistema se ha probado en una veintena de personas mayores sanas, con las que se ha podido determinar que los procesos de rehabilitación de una fractura de cadera podrían reducirse a la mitad del tiempo habitual gracias a la realidad virtual.
Esto permitiría acelerar la recuperación en su primera etapa, una en la que los pacientes pueden estar encamados durante bastante tiempo, y que compromete la longevidad de casi un tercio de los afectados: según recoge el diario ‘NIUS’, el 7 % de los afectados por fractura de cadera fallece en el primer mes, y hasta un 20 % lo hace en el primer año. Eventos que se asocian con un largo periodo de tiempo de inmovilización de la persona, lo que deriva en problemas respiratorios y cardiovasculares que pueden resultar fatales.
Contar con una herramienta capaz de acelerar la recuperación es imprescindible para reducir los fallecimientos por fractura de cadera y mejorar el potencial de recuperación de los pacientes.