La infantilización, la desconfianza en sus capacidades o el no tener en cuenta los deseos o acciones de las personas mayores son aspectos que generan en este colectivo un profundo malestar, un recelo hacia su entorno y que, además, reproducen clichés edadistas que pueden redundar en un mayor aislamiento e incluso en problemas de salud mental.
A esta realidad se enfrentan, cada día, los profesionales del cuidado quienes mejor saben cómo proceder para asegurar el mejor bienestar de los mayores. Precisamente, el domingo 5 de noviembre, se celebra el ‘Día Internacional de las Personas Cuidadoras’, que conmemora la labor de todas aquellas personas que se dedican a cuidar de personas mayores, enfermas o que, por un motivo u otro, se encuentran en situación de dependencia.
“Las ideas preconcebidas que la sociedad tiene sobre el estado o las habilidades de las personas mayores muchas veces se traducen en actitudes edadistas por parte de los cuidadores no profesionales que, con la mejor de las intenciones, asumen el cuidado de familiares o conocidos que se encuentran en la etapa de la vejez. Por eso es importante que el cuidado de los mayores esté en manos de profesionales, que aúnen los aspectos vocacionales de su labor con una sólida formación”, explica Cristina Oviedo, psicóloga y coordinadora del Departamento Asistencial de DomusVi.
Teniendo en cuenta esta situación, DomusVi, compañía que tiene como propósito mejorar el bienestar de las personas mayores en un entorno social activo, pone el foco en 5 aspectos que los cuidadores profesionales tienen en cuenta en su día a día para evitar actitudes, palabras o expresiones que pueden fomentar la discriminación por cuestiones de edad y, sobre todo, que impactan de forma negativa en el estado anímico de nuestros mayores:
“A grandes rasgos, todas aquellas actitudes que repercuten en la dignidad y coaccionan la autonomía de la persona repercuten negativamente en su bienestar y provocan fricciones con la persona cuidadora” reconoce Cristina Oviedo. Así pues, “es muy importante conocer y evitar las cosas que molestan y pueden impactar de forma negativa en el bienestar de nuestros mayores” añade Cristina Oviedo.
En España hay más de 9,5 millones de personas mayores de 65 años, una cifra que constata el problema de una pirámide generacional invertida donde cada vez el colectivo sénior tiene mayor peso. Sin embargo, más allá de la preocupación que esta situación suscita en cuestiones relacionadas con el relevo generacional, esta realidad ha puesto sobre la mesa la importancia de una de las profesiones más solidarias, comprensivas e indispensables en nuestra sociedad: las personas cuidadoras.
“Nuestro aporte es ahora más necesario que nunca para la normalización de una edad como es la sénior, llena de oportunidades para seguir desarrollándose, creciendo y significando en el propio entorno social y afectivo”, apostilla la psicóloga y coordinadora del Departamento Asistencial de DomusVi.