Esta publicación ha sido posible gracias a la financiación de la Fundación Caser dentro de su programa de Ayudas a la investigación Sociosanitaria.
Durante la pasada pandemia COVID-19 se pudieron constatar dos cuestiones interconectadas que pusieron en evidencia la gravedad de las brechas existentes en el ámbito de los cuidados de larga duración (CLD). Por una parte, las deficiencias estructurales preexistentes en cuanto a la conceptualización, diseño y organización de los sistemas, prestaciones y servicios de apoyo y cuidados. Por otra, las necesidades percibidas como insatisfechas, tanto por las personas que los precisan, como por los equipos profesionales relacionados con el Servicios de Atención Domiciliaria (SAD). Coherentemente con ello, se concluye de los resultados de nuestro estudio, en lo que coincide también con las principales propuestas de la comunidad científica, que parece inaplazable afrontar adecuadamente los retos del cambio demográfico y la longevidad, en pro del envejecimiento activo y saludable con políticas integrales y centradas en las personas que favorezcan la permanencia en el domicilio y la comunidad y eviten la institucionalización.
La investigación cuyos principales resultados se presentan en esta publicación, adopta un enfoque participativo a partir de la identificación de indicadores sociales basados en la estrategia metodológica de la triangulación. Se ha realizado para ello una amplia revisión bibliográfica y el análisis del material empírico primario, a partir de los resultados del trabajo de campo llevado a cabo mediante el diseño, la aplicación y explotación de datos, tanto de técnicas cuantitativas (dos encuestas) como a través de técnicas cualitativas (entrevistas semiestructuradas y grupos de discusión).
Los resultados obtenidos que se presentan a lo largo de la publicación sugieren que, si bien el SAD es valorado de forma muy positiva, sobre todo por la calidad humana de los equipos profesionales que intervienen y la cercanía y relaciones que se producen entre estos y las personas que reciben el servicio, también se percibe un conjunto de disfunciones en su diseño, gestión y prestación actual, de manera que no resulta de suficiente calidad. Del mismo modo, la mayoría de las opiniones recogidas de nuestros interlocutores coinciden en la afirmación de que con el SAD no se llega a cubrir las necesidades de atención integral y personalizada que requieren las personas mayores y sus familias cuidadoras, las cuales siguen realizando a sus expensas la mayor parte del trabajo de cuidados.
Se considera suficientemente cumplido el objetivo principal que se pretendía al plantear esta investigación: recoger y analizar las propuestas de la comunidad científica y contrastarlas con las opiniones de los profesionales que participan en primera línea en la prestación del SAD y de las personas mayores y familiares que reciben este servicio sobre los cambios a emprender para favorecer que las personas vivan bien su envejecimiento previniendo la aparición de la discapacidad o el agravamiento de sus enfermedades y que, si llegan a desarrollarlas y precisan CLD, puedan mantenerse en su domicilio y en su entorno comunitario con calidad de vida y obteniendo los apoyos que puedan precisar para continuar desarrollando sus propios proyectos de vida.
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