Además, los adultos mayores y las personas con ciertas condiciones de salud preexistentes corren un mayor riesgo de enfermar gravemente por el COVID-19. Esto ha dado lugar a nuevos debates sobre lo bien que los sistemas sanitarios de todo el mundo están satisfaciendo las necesidades de sus poblaciones. En este informe, examinaremos el estado actual del sistema sanitario y exploraremos posibles áreas de mejora.
Para comprender mejor el estado actual del sistema sanitario, es importante examinar el rendimiento de los indicadores sanitarios en comparación con los de otros países. La Organización Mundial de la Salud (OMS) elabora un informe anual llamado Estadísticas Sanitarias Mundiales que ofrece una visión completa del estado de la salud en todo el mundo. Según los datos recopilados en el informe de 2019, la esperanza de vida está aumentando en todo el mundo, y el número de personas que mueren por enfermedades tratables y prevenibles está disminuyendo.
Dicho esto, todavía quedan algunos retos importantes por superar en el sector sanitario. Una de las cuestiones más acuciantes es la importante variación de los resultados, ya que algunos países logran resultados sanitarios mucho mejores que otros. En los países de renta baja, la infraestructura sanitaria pública es más débil y el acceso a los servicios sanitarios es limitado. En muchos países, las personas también tienen que hacer frente a importantes gastos directos por los servicios sanitarios, lo que puede disuadirlas de buscar la atención necesaria.
Otro problema al que se enfrenta el sistema sanitario es la creciente carga de enfermedades crónicas, como la diabetes, la hipertensión y la obesidad. Estas enfermedades requieren tratamientos a largo plazo, a menudo costosos. En la actualidad, uno de cada tres adultos del mundo padece al menos una de estas enfermedades, y las tasas van en aumento. Es probable que el impacto de esta nueva carga sobre el sistema sanitario sea significativo, ya que requerirá más recursos y un cambio en la forma de prestar los servicios sanitarios.
A pesar de los retos mencionados, existen varias áreas potenciales de mejora en el sistema sanitario. Por ejemplo, cada vez hay más pruebas de que invertir en infraestructuras de salud pública es una herramienta importante para mejorar los resultados sanitarios. La infraestructura de salud pública se refiere a los sistemas y procesos que gestionan los factores determinantes de la salud, como el saneamiento y el acceso a alimentos seguros y nutritivos.
Otra importante área potencial de mejora es el creciente uso de la tecnología para prestar servicios sanitarios. El uso de la tecnología está cobrando importancia en la gestión de la asistencia sanitaria y puede mejorar los resultados para los pacientes, aumentar el acceso a la asistencia, reducir los costes sanitarios y agilizar los procesos. Esto incluye la telemedicina, que permite a los profesionales sanitarios prestar servicios a distancia, así como el uso de macrodatos para identificar tendencias, mejorar la coordinación de la asistencia y personalizar los planes de tratamiento.
Además, los sistemas sanitarios pueden beneficiarse de una mejor coordinación e integración. Esto es especialmente importante cuando los sistemas sanitarios intentan gestionar las necesidades sanitarias de personas con enfermedades crónicas complejas. Los sistemas sanitarios integrados, en los que la asistencia se presta en diversos entornos y especialidades, tienen el potencial de reducir costes y mejorar los resultados. Esto incluye una mejor comunicación y coordinación entre los proveedores de asistencia, así como una mejor coordinación de los servicios de gestión de la asistencia.
El sistema sanitario se enfrenta actualmente a una serie de retos importantes, como la pandemia de COVID-19 y la creciente carga de enfermedades crónicas. Sin embargo, hay una serie de áreas de mejora en las que los sistemas sanitarios pueden centrarse para mejorar los resultados sanitarios y aumentar el acceso a la asistencia. Esto incluye la inversión en infraestructuras de salud pública, el aumento del uso de la tecnología y la mejora de la coordinación e integración de la asistencia. Abordar con éxito estas cuestiones requerirá amplios cambios políticos, así como la colaboración de todas las partes interesadas en la asistencia sanitaria.
Fuente: CES, Consejo Económico y Social de España