Dormir lo suficiente es importante para todos, pero puede ser aún más crítico para las personas mayores. Cuanto más envejecemos, más exigentes se vuelven nuestros cuerpos a la hora de dormir lo suficiente. Aunque el adulto medio necesita de 7 a 9 horas de sueño por noche, los mayores pueden dormir menos debido a diversos factores, como problemas de salud física, problemas de salud psicológica, elecciones de estilo de vida, trastornos del sueño y cambios en los patrones de sueño a medida que envejecemos.
Los problemas de salud física pueden impedir que una persona mayor duerma lo suficiente. El dolor crónico, las enfermedades cardiacas, la artritis, los problemas respiratorios y los problemas digestivos son problemas de salud frecuentes que pueden dificultar un sueño reparador. Muchos mayores también toman múltiples medicamentos, a menudo destinados a tratar esos problemas de salud, que pueden causar efectos secundarios que interfieren en el sueño.
Además, a medida que envejecemos, nuestro cuerpo produce menos cantidad de la "hormona del sueño", la melatonina. Esto puede hacer que a las personas mayores les resulte más difícil conciliar el sueño y permanecer dormidas, reduciendo significativamente la cantidad de descanso que obtienen.
Los problemas de salud psicológica también pueden impedir que una persona mayor duerma lo suficiente. La depresión, la ansiedad y el estrés son comunes en las personas mayores y pueden dificultar que se relajen y concilien el sueño.
Muchas personas mayores también experimentan un deterioro cognitivo a medida que envejecen. Esto puede dar lugar a problemas de memoria y pensamiento durante el día y a un aumento de los despertares nocturnos, lo que provoca un sueño fragmentado.
A medida que envejecemos, nuestro estilo de vida suele cambiar, y esos cambios pueden dar lugar a otros factores que reduzcan la cantidad de sueño que dormimos. Los adultos mayores pueden ser más propensos a beber alcohol o cafeína a última hora del día, y ambos pueden interferir en la obtención de un sueño reparador. Además, algunas personas jubiladas pueden tener un día menos estructurado, lo que significa que es menos probable que sigan un horario regular de sueño y vigilia.
Los adultos mayores son más propensos a sufrir trastornos del sueño, como el síndrome de las piernas inquietas, el trastorno del movimiento periódico de las extremidades y la apnea obstructiva del sueño.
El síndrome de las piernas inquietas es una afección en la que una persona siente un impulso irrefrenable de mover las piernas cuando se tumba. Esto suele dificultar que se duerma o que vuelva a dormirse, lo que provoca un sueño fragmentado.
El trastorno del movimiento periódico de las extremidades es una afección en la que una persona experimenta movimientos musculares involuntarios en brazos y piernas durante el sueño. Puede provocar despertares y perturbar el sueño.
La apnea obstructiva del sueño es un trastorno en el que la respiración de una persona se interrumpe durante un breve periodo de tiempo mientras duerme. Esto puede provocar despertares repetidos y un sueño de mala calidad.
Por último, a medida que envejecemos, nuestros patrones específicos de sueño suelen cambiar. A medida que envejecemos, nuestro cuerpo produce menos sueño profundo y más sueño ligero. Esto significa que los adultos mayores necesitan dormir menos en total que cuando eran más jóvenes, pero siguen necesitando la misma cantidad de sueño profundo para descansar y refrescarse de forma óptima. Además, los adultos mayores también pueden despertarse antes por la mañana y tener más problemas para volver a dormirse.
Está claro que hay muchos factores que pueden hacer que los adultos mayores duerman menos. Y puesto que el sueño es una parte tan importante de la salud, es importante que las personas mayores y sus cuidadores intenten identificar y abordar cualquier factor que pueda impedir un buen sueño. Trabajando con un profesional sanitario, las personas mayores pueden encontrar formas de reducir el impacto de estos factores en su sueño, lo que les permitirá disfrutar de una noche más reparadora y de una mejor salud general.