A medida que envejecemos, nuestro cuerpo atraviesa numerosos cambios, y el sistema inmunológico no es una excepción. Este fenómeno, conocido como inmunosenescencia, implica la alteración gradual del sistema inmunitario, afectando su capacidad para combatir infecciones y responder a vacunas. Este proceso es crucial para entender por qué las enfermedades infecciosas y ciertos tipos de cáncer son más comunes en las personas mayores.
La inmunosenescencia se refiere al deterioro progresivo del sistema inmunológico provocado por el envejecimiento natural. Este declive afecta tanto a la inmunidad innata (la primera línea de defensa del cuerpo) como a la inmunidad adaptativa (que desarrolla una memoria inmunológica contra patógenos específicos). Investigaciones clave, como las realizadas por Barrera-Salas et al. (2017) y Liu et al. (2023), han detallado cómo los cambios en las células inmunitarias durante la inmunosenescencia pueden aumentar la susceptibilidad a enfermedades y disminuir la respuesta a las intervenciones médicas, como las vacunas .
Con la edad, las células T, esenciales para la respuesta inmunitaria adaptativa, muestran una disminución en su capacidad de multiplicarse y una tendencia a convertirse en células 'exhaustas' con menor funcionalidad. Asimismo, las células B, responsables de la producción de anticuerpos, experimentan una reducción en su eficacia y en la diversidad de anticuerpos que pueden producir.
Otro aspecto destacado por Liu et al. (2023) es el aumento de la inflamación sistémica, a menudo referida como "inflamaging", que acompaña al envejecimiento. Esta inflamación crónica de bajo grado es propiciada por la acumulación de células senescentes que, a su vez, exacerban el deterioro del sistema inmune .
La inmunosenescencia contribuye a una mayor prevalencia de infecciones virales y bacterianas en personas mayores, así como a un aumento en la incidencia de ciertos tipos de cáncer debido a la disminución de la vigilancia inmunológica. La revisión de Lutz et al. (2022) subraya cómo las deficiencias nutricionales también pueden agravar estos efectos, sugiriendo que una nutrición adecuada podría mitigar parcialmente el impacto de la inmunosenescencia en la susceptibilidad a infecciones .
Dado que las respuestas a las vacunas pueden ser menos eficaces en las personas mayores, es crucial ajustar las estrategias de vacunación. Esto incluye el uso de adyuvantes para potenciar la eficacia de las vacunas y la consideración de esquemas de dosificación más agresivos o repetidos para mantener la inmunidad en la población de edad avanzada.
Comprender la inmunosenescencia es esencial para mejorar la calidad de vida de las personas mayores. A través de la investigación continua y el desarrollo de estrategias terapéuticas adaptadas, podemos aspirar a una vejez más saludable y activa. Mantenerse informado sobre los avances en este campo es vital para quienes buscan manejar efectivamente los desafíos asociados con el envejecimiento del sistema inmune.
Barrera-Salas M, Morales-Hernández AE, Hernández-Osorio JJ, Hernández-Salcedo DR y col. Inmunosenescencia. Med Int Méx. 2017 sep;33(5):696-704. DOI: https://doi.org/10.24245/mim.v33i5.1204
Liu, Z., Liang, Q., Ren, Y., Guo, C., Ge, X., Wang, L., Cheng, Q., Luo, P., Zhang, Y., & Han, X. (2023). Immunosenescence: molecular mechanisms and diseases. Signal Transduction and Targeted Therapy, 8(1), 1–16. https://doi.org/10.1038/s41392-023-01451-2
Lutz, M., Arancibia, M., Papuzinski, C., & Stojanova, J. (2022). Inmunosenescencia, infecciones virales y nutrición: revisión narrativa de la evidencia científica disponible. Revista espanola de geriatria y gerontologia, 57(1), 33–38. https://doi.org/10.1016/j.regg.2021.08.003