El edadismo es un fenómeno que genera problemas significativos en la sociedad, afectando la cognición, emoción y conducta de las personas mayores. Este artículo explora cómo la personalidad influye en las respuestas al edadismo, destacando diferencias entre individuos introvertidos y extrovertidos. Se identifican tres frases que reflejan la discriminación hacia los mayores: "Ya no vales para nada", "Todos los mayores sois iguales" e "Eres muy viejo para aprender". Estas afirmaciones impactan negativamente en la autoestima y autoconcepto de las personas mayores. El Dr. Pedro Montejo Carrasco, psiquiatra y miembro del grupo SENIOR de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, enfatiza la necesidad de erradicar estas creencias perjudiciales para mejorar el bienestar de este grupo demográfico.
El edadismo representa un desafío significativo que impacta tanto a individuos como a la sociedad en su conjunto. Este fenómeno abarca diversas áreas, incluyendo la cognición, la emoción y la conducta. Las repercusiones del edadismo, así como las reacciones ante la discriminación y los prejuicios asociados, dependen en gran medida de la personalidad de cada individuo.
Las personas pueden exhibir una variedad de características de personalidad, desde ser introvertidas o extrovertidas, hasta ser nerviosas o tranquilas, preocupadas o despreocupadas. Estas características son lo que se conoce como “rasgos” de personalidad. La personalidad se define como el conjunto de rasgos cognitivos, emocionales y conductuales que distinguen a una persona. Estos rasgos no solo predicen cómo reaccionamos ante diferentes situaciones, sino que también suelen aparecer en grupos; es decir, ciertos rasgos tienden a manifestarse juntos. Aunque la personalidad tiende a ser estable con el tiempo, algunos estudios sugieren que en las personas mayores puede haber una disminución en el neuroticismo, la apertura a nuevas experiencias y la extraversión, mientras que rasgos como la responsabilidad y la amabilidad pueden aumentar. Sin embargo, esto varía significativamente según el proceso de envejecimiento individual.
Uno de los rasgos más reconocidos es el de extraversión e introversión. Es crucial analizar cómo el edadismo afecta a las personas mayores según estos dos aspectos de su personalidad. Para ilustrar esta cuestión, podemos resumirlo en tres frases representativas que reflejan situaciones cotidianas:
Minusvaloración: “Ya no vales para nada”
Despersonalización: “Todos los mayores sois iguales…siempre con dolores, enfermedades, sin tener nada útil que hacer…”
Incapacitación: “Eres muy viejo para aprender y para la vida actual”.
Estas afirmaciones cargadas de agresividad afectan profundamente a todos los adultos mayores. Atacan directamente su autoconcepto y autoestima, promoviendo una visión despersonalizada que ignora la singularidad de cada individuo. Este tipo de comentarios impactan negativamente en cómo las personas perciben sus propias capacidades y su capacidad para adaptarse al mundo contemporáneo.
La persona extrovertida, por su parte, suele reaccionar verbalmente ante tales comentarios. Puede confrontar al emisor recordándole sus propios errores o responder con frases como: “Hago muchas cosas bien”, o “No soy igual a nadie”. Esta respuesta no solo refuerza su sentido del yo sino que también puede provocar reflexión en quien lanza el ataque. Además, las personas extrovertidas tienden a buscar ayuda más fácilmente y valoran más las relaciones interpersonales sobre el aprendizaje técnico. Sin embargo, esta tendencia también puede llevar a olvidos rápidos sobre lo discutido.
A diferencia de esto, la persona introvertida podría optar por callar o aceptar pasivamente las críticas internas: “Es mejor no decir nada”, o incluso pensar “tiene razón; siempre estamos enfermos”. Este miedo a expresar sus sentimientos puede llevarles a evitar hacer preguntas importantes y quedarse sin información necesaria para reaccionar adecuadamente. Aunque suelen ser más constantes y capaces de adquirir conocimientos por sí mismos, si carecen de confianza en sí mismos pueden experimentar una disminución notable en su autoestima.
Todas estas situaciones representan consecuencias negativas significativas: baja autoestima, inseguridad emocional, estado anímico deteriorado e incluso depresión. Estas experiencias crean conflictos en las relaciones sociales y deben ser abordadas con urgencia.
Es fundamental trabajar activamente para erradicar estas percepciones dañinas tanto en nuestra vida personal como en el ámbito social.
Dr. Pedro Montejo Carrasco, médico psiquiatra.
Miembro del grupo SENIOR de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.
El edadismo se refiere a la discriminación y los prejuicios que enfrentan las personas mayores, afectando su cognición, emoción y conducta. Implica una serie de problemas que impactan tanto a los individuos como a la sociedad en general.
La respuesta al edadismo varía según el tipo de personalidad de cada individuo. Rasgos como la extraversión o introversión influyen en cómo las personas mayores reaccionan ante situaciones de discriminación y prejuicio.
Las frases que simbolizan el impacto del edadismo incluyen: "Ya no vales para nada", "Todos los mayores sois iguales…siempre con dolores, enfermedades, sin tener nada útil que hacer", y "Eres muy viejo para aprender y para la vida actual". Estas expresiones reflejan una agresividad que afecta la autoestima y autovaloración de las personas mayores.
Las personas extrovertidas tienden a enfrentar al interlocutor que les discrimina, respondiendo con afirmaciones que refuerzan su valor personal. Buscan ayuda más fácilmente y pueden mitigar la tensión al expresar sus sentimientos.
Las personas introvertidas pueden optar por callar o aceptar las críticas, lo que puede llevar a una disminución de su autoestima si tienen un Yo débil. Su reacción suele ser más interna y pueden tener dificultades para preguntar o buscar ayuda.
Las consecuencias negativas del edadismo incluyen baja autoestima, inseguridad, bajo estado de ánimo, soledad, disminución de relaciones interpersonales e incluso depresión.
Es fundamental trabajar para desterrar el edadismo de nuestras vidas y de la vida social, promoviendo una mejor comprensión y respeto hacia las personas mayores.