El principal valor de este servicio radica en su capacidad para ofrecer intervenciones clínicas sin necesidad de salir del domicilio. Entre los beneficios más destacados se encuentran:
Reducción de barreras físicas y emocionales.
Creación de un vínculo terapéutico más natural.
Intervenciones ajustadas al entorno real.
Mayor adherencia al tratamiento.
La intervención no se limita al paciente. También se acompaña a cuidadores y familiares para facilitar el manejo emocional, reducir tensiones y mejorar la convivencia en situaciones de dependencia.
El psicólogo inicia el proceso con una valoración individualizada que incluye aspectos emocionales, funcionales y contextuales. Este diagnóstico permite establecer un plan de trabajo realista y ajustado.
La planificación incluye técnicas adaptadas como intervención cognitivo-conductual, counselling, relajación o pautas para el autocuidado. Las sesiones se fijan en base a la disponibilidad, evolución y necesidades detectadas.
El servicio puede prestarse de forma individual, familiar o combinada. En todos los casos se fomenta la autonomía de la persona y se prioriza el respeto a sus tiempos y ritmos.
El proceso terapéutico incluye una supervisión periódica. El profesional valora el progreso, introduce ajustes y evalúa el impacto emocional y funcional con instrumentos clínicos apropiados.
El perfil más común es el de personas mayores con movilidad reducida, deterioro cognitivo leve o estados emocionales alterados (ansiedad, tristeza, soledad).
El servicio también se adapta a personas con patologías crónicas o situaciones de dependencia que limiten el acceso a centros presenciales.
Se ofrece orientación a familiares cuidadores que presentan síntomas de agotamiento físico o psicológico, dificultades en la comunicación o conflictos emocionales.
Aplicación de estrategias centradas en la modificación de pensamientos desadaptativos, fomento de la conducta positiva y manejo de emociones.
Enfoque de acompañamiento emocional que facilita la expresión de vivencias, promueve la escucha activa y refuerza la capacidad de afrontamiento.
Asesoramiento para adaptar rutinas, espacios físicos y relaciones familiares a las nuevas condiciones emocionales de la persona.
Se planifican pautas de mantenimiento y recursos de apoyo para asegurar la estabilidad emocional tras la intervención directa.
Elemento del servicio | Descripción breve | Modalidad | Objetivo principal |
---|---|---|---|
Evaluación psicológica | Valoración emocional y funcional del usuario | Presencial en el domicilio | Definir el plan de intervención |
Intervención individual | Terapia adaptada a necesidades emocionales específicas | Semanal o quincenal | Mejorar el bienestar emocional |
Apoyo a cuidadores | Orientación y soporte emocional para el entorno familiar | Puntual o continuado | Reducir el estrés del cuidador |
Revisión y seguimiento | Evaluación periódica del avance terapéutico | Cada 4-6 semanas | Ajustar técnicas y medir eficacia del proceso |
El equipo de ASISPA está formado por psicólogos con experiencia en intervención domiciliaria, atención a la dependencia y acompañamiento emocional en contextos de fragilidad.
La intervención psicológica a domicilio de ASISPA se integra dentro de su modelo de atención integral, coordinándose con otros recursos como teleasistencia, fisioterapia o atención médica, cuando el caso lo requiere.
Este servicio puede prestarse en el marco de convenios con la administración pública, a través de acuerdos con entidades sociales o mediante contratación directa por parte del usuario o su familia.
La psicología a domicilio se ha convertido en una herramienta clave para garantizar la salud mental de las personas mayores y dependientes. La experiencia de ASISPA en este ámbito avala un modelo centrado en el bienestar emocional, la personalización de los cuidados y el acompañamiento cercano. Con profesionales especializados, atención continuada y coordinación multidisciplinar, este servicio permite mejorar la calidad de vida sin renunciar a la intimidad y seguridad del hogar.