La coordinación entre niveles asistenciales en residencias es un tema crucial para mejorar la atención a los mayores. Profesionales de la medicina en residencias destacan la necesidad de un vínculo efectivo entre Atención Primaria y Hospitalaria, especialmente tras la pandemia de Covid-19. La figura del Geriatra de Enlace ha demostrado ser beneficiosa, mejorando la calidad asistencial y reduciendo derivaciones hospitalarias innecesarias. A pesar de los desafíos como la rotación del personal y falta de formación, es fundamental promover este modelo para garantizar una atención integral y digna a nuestros ancianos. Para más información, visita el enlace.
Desde su jubilación, un médico ha comenzado a participar en actividades para seniors organizadas por el Colegio de Médicos, donde se reúne con colegas que atraviesan una etapa similar. En estas reuniones, la conversación gira en torno a sus experiencias pasadas en el ejercicio de la medicina, especialmente en residencias de ancianos.
Los profesionales que han dedicado su vida a esta labor coinciden en que las condiciones laborales y los protocolos han variado considerablemente a lo largo del tiempo. Existe una sensación generalizada de que su trabajo no ha sido adecuadamente valorado y que se encuentran en el escalón más bajo del sistema sanitario. A pesar de estos desafíos, han intentado visibilizar su labor y mejorar tanto las condiciones laborales como la calidad asistencial para beneficiar a sus pacientes: los mayores.
Recuerdan con nostalgia la creación de SEMER (Sociedad Española de Médicos de Residencias), una sociedad científica compuesta por médicos comprometidos con la atención integral del anciano. Durante los encuentros anuales, se discutían perspectivas y avances en este ámbito, así como estrategias para mejorar la relación con las familias y adaptar el entorno para asegurar una mejor calidad de vida.
La necesidad de brindar asistencia médica integral es evidente, dado que atienden a una población caracterizada por su fragilidad y múltiples patologías crónicas. En este contexto, subrayan la importancia de mantener un vínculo efectivo entre Atención Primaria y Hospitalaria.
En años recientes, se ha observado un cambio significativo en la percepción que tienen los médicos sobre trabajar en residencias. Muchos consideran este ámbito como un mero lugar de paso, alejándose de la idea de desarrollarse profesionalmente allí. Este cambio ha sido acentuado por la pandemia de Covid-19, que marcó un punto de inflexión en el sector.
A pesar de las dificultades, los médicos destacan positivamente la introducción del Geriatra de Enlace como una figura clave. La experiencia adquirida en Madrid al colaborar con unidades de apoyo a residencias ha demostrado ser beneficiosa, facilitando una comunicación fluida entre los profesionales y permitiendo abordar problemas comunes como la alta rotación del personal y la falta de formación adecuada.
Durante esta colaboración, se evidenció una mejora notable en la calidad asistencial para los mayores ingresados. Se logró reducir significativamente las derivaciones hospitalarias por patologías tratables dentro del centro y agilizar consultas a especialistas, evitando traslados innecesarios.
Los profesionales sénior consideran fundamental mantener y potenciar estos avances para ofrecer mejores oportunidades de recuperación y autonomía a los mayores. Esto resulta especialmente crucial para aquellos que enfrentan enfermedades, dependencia o soledad al ingresar a un centro residencial, convirtiéndose en un apoyo esencial para los médicos que actualmente ejercen en este entorno.
La coordinación entre Atención Primaria y Hospitalaria es crucial para proporcionar una asistencia médica integral a los ancianos, quienes a menudo presentan fragilidad, pluripatología y enfermedades crónicas complejas.
En los últimos años, muchos médicos ven el trabajo en residencias como un lugar de paso en lugar de un lugar donde desarrollar su carrera profesional, lo que ha afectado la estabilidad y calidad del servicio.
La creación del Geriatra de Enlace ha mejorado la colaboración entre los centros residenciales y ha llevado a una disminución en las derivaciones hospitalarias y una mejor calidad asistencial para los residentes.
Los problemas incluyen alta rotación del personal, falta de formación y motivación, ausencia de criterios unificados en la planificación de tareas y sobrecarga laboral.
Mantener estas unidades es fundamental para mejorar las oportunidades de recuperación y autonomía de los mayores ingresados, así como para apoyar a los médicos que trabajan actualmente en estos centros.