El envejecimiento vascular, la aterosclerosis y la rigidez arterial comprometen el riego cerebral, el endotelio y el acoplamiento neurovascular. Estas alteraciones impactan, de forma temprana, en dominios como memoria, funciones ejecutivas y velocidad de procesamiento. El ITB traduce ese estado vascular en un número fácil de interpretar, útil para estratificar riesgo sin añadir complejidad clínica.
Es barato, reproducible y disponible en la mayoría de consultas.
No sustituye la evaluación neuropsicológica, pero la complementa con un marcador objetivo del componente vascular.
Aporta criterios para priorizar a quién aplicar baterías cognitivas más extensas o resonancia magnética cuando proceda.
Medir ITB en chequeos anuales junto a la presión arterial, peso y hábitos.
Considerar señal de alerta cuando el ITB esté bajo (indicativo de enfermedad arterial periférica) o cuando caiga respecto a mediciones previas en un mismo paciente.
ITB anómalo o en descenso → aplicar un test breve (por ejemplo, Trazado del Reloj y uno de memoria de lista corta) y explorar quejas subjetivas.
Hallazgos compatibles con riesgo → derivar a Geriatría/Neurología o unidades de deterioro cognitivo para estudio ampliado.
Plan de prevención → control intensivo y personalizado de hipertensión, dislipemia, diabetes y tabaquismo; prescripción de ejercicio aeróbico y de fuerza; dieta cardiosaludable; optimización del sueño.
Explicar que el ITB no diagnostica demencia; estima riesgo para intervenir antes.
Establecer objetivos claros y medibles (p. ej., control de PA, adherencia terapéutica, minutos semanales de actividad).
Reforzar que la mejora vascular repercute en salud cerebral y autonomía funcional.
El ITB puede ser “falsamente normal” cuando existe calcificación arterial marcada; en ese contexto, puede ser útil complementar con índice dedo-brazo u otras valoraciones. Siempre debe interpretarse junto a edad, nivel educativo, comorbilidad y medicación.
Umbrales óptimos y curvas de riesgo específicas para cognición.
Beneficio incremental (clínico y coste-efectivo) de incorporar el ITB a algoritmos de cribado cognitivo frente a estrategias estándar.
Validación en distintos entornos asistenciales y poblaciones con multimorbilidad compleja.
Elemento | Qué es | Interpretación clínica | Implicación para cognición | Acción práctica |
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Índice tobillo-brazo (ITB) | Cociente de presiones sistólicas tobillo/brazo | Detecta enfermedad arterial periférica o rigidez | Alteraciones vasculares se asocian a peor desempeño y mayor riesgo de empeoramiento | Medición anual en >65 años |
Dominios sensibles | Funciones ejecutivas, memoria, velocidad de procesamiento | Afectados por isquemia subcortical y disfunción endotelial | Alerta temprana de deterioro vascular-cognitivo | Incluir test ejecutivo y de memoria breve |
Factores modificables | HTA, LDL, DM2, tabaco, sedentarismo | Control intensivo y personalizado | Mitigan riesgo de progresión | Plan de prevención multimodal |
Ruta asistencial | Primaria → Geriatría/Neurología | Según test y comorbilidad | Estratifica quién necesita estudio avanzado | Protocolizar derivaciones y seguimiento |
La evidencia actual respalda al ITB como un marcador vascular sencillo que añade valor a la detección precoz del riesgo cognitivo en mayores. Su integración en Atención Primaria es factible, ayuda a priorizar recursos y favorece intervenciones tempranas sobre factores modificables. Aunque no sustituye la evaluación neuropsicológica, aporta una capa objetiva para decidir a quién dedicar más tiempo diagnóstico y preventivo. El siguiente paso es afinar umbrales y medir el beneficio incremental de su uso sistemático en términos de resultados clínicos y coste-efectividad.