Dependencia

La soledad no deseada: un desafío social y sanitario en crecimiento

Soledad y salud pública

El Barómetro de la Soledad en España revela que una de cada cuatro personas mayores siente aislamiento emocional o falta de vínculos significativos

Redacción | Miércoles 15 de octubre de 2025
La soledad no deseada se ha convertido en un fenómeno estructural con graves consecuencias sobre la salud física, mental y comunitaria. Según el último Barómetro de la Soledad elaborado por la Fundación ONCE y el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, millones de personas en España viven desconectadas de sus entornos afectivos y sociales, con un impacto directo sobre la morbilidad, la dependencia y la esperanza de vida.

La soledad como problema estructural

La soledad no deseada ha dejado de ser un fenómeno individual para convertirse en un problema colectivo que afecta a la cohesión social. El Barómetro de la Soledad pone cifras a esta realidad: el 26% de las personas encuestadas se siente sola con frecuencia, y un 21% asegura que no tiene a nadie con quien hablar de sus problemas personales. Este dato confirma una tendencia ascendente que preocupa tanto a los servicios sociales como a los profesionales sanitarios.

Factores que agravan el aislamiento

Las causas de la soledad no deseada son múltiples y se entrelazan con factores demográficos, económicos y tecnológicos. Entre los grupos más vulnerables destacan las personas mayores que viven solas, las mujeres viudas y quienes sufren limitaciones de movilidad o dependencia funcional. La falta de acceso digital o la pérdida progresiva de redes vecinales agravan este escenario, reduciendo las oportunidades de participación comunitaria y apoyo emocional.

Efectos sobre la salud y la esperanza de vida

Diversos estudios internacionales equiparan los efectos de la soledad a los del tabaquismo o la obesidad en términos de mortalidad prematura. Las personas que se sienten solas tienen más riesgo de desarrollar hipertensión, depresión, deterioro cognitivo y fragilidad física. En el ámbito sociosanitario, esto se traduce en un aumento de la demanda de atención primaria, hospitalizaciones recurrentes y un mayor uso de recursos de larga duración.

Políticas públicas y estrategias de acompañamiento

El abordaje de la soledad no deseada exige una respuesta integral y coordinada entre los sistemas de salud, los servicios sociales y las entidades del tercer sector. Algunas comunidades autónomas han comenzado a implantar planes específicos que combinan tecnología, voluntariado y atención personalizada.

Innovación social y redes comunitarias

Programas como los “mapas de soledad” o las redes de vecindad activa están demostrando eficacia al identificar personas en riesgo y ofrecerles acompañamiento presencial o telefónico. También se promueven espacios intergeneracionales donde mayores y jóvenes comparten actividades culturales o de voluntariado, reforzando el sentido de pertenencia y la autoestima.

La importancia de la detección precoz

Uno de los retos clave es la detección temprana. Los profesionales sanitarios, especialmente en atención primaria, desempeñan un papel decisivo para identificar señales de aislamiento. Incorporar indicadores de soledad en las historias clínicas o en las valoraciones de dependencia permitiría activar intervenciones preventivas antes de que aparezcan síntomas clínicos graves.

Educación emocional y entorno digital

El entorno digital puede ser una herramienta o una barrera, según el nivel de competencias y acceso de cada persona. Fomentar la alfabetización digital de los mayores es esencial para reducir la brecha social y favorecer su integración en nuevas formas de comunicación.

Herramientas digitales al servicio del bienestar

Plataformas de videollamadas, redes vecinales o aplicaciones de acompañamiento pueden facilitar la conexión con familiares, profesionales o voluntarios. Sin embargo, la tecnología debe complementar, y no sustituir, el contacto humano. La evidencia demuestra que el apoyo presencial sigue siendo la intervención más efectiva para mitigar la soledad crónica.

Tabla resumen: indicadores clave del Barómetro de la Soledad

Indicador Porcentaje Grupo más afectado Impacto principal
Personas que se sienten solas frecuentemente 26% Mayores de 65 años Riesgo de depresión y deterioro funcional
Falta de relaciones significativas 21% Mujeres viudas Baja autoestima y aislamiento emocional
Uso limitado de recursos comunitarios 18% Personas con movilidad reducida Pérdida de autonomía
Brecha digital en mayores 35% Mayores de 75 años Desconexión de redes familiares y sociales

Resumen

La soledad no deseada se consolida como una nueva forma de desigualdad que exige respuestas estructurales y sostenidas en el tiempo. No se trata solo de acompañar, sino de reconstruir tejido social. La coordinación entre administraciones, entidades sociales y ciudadanía resulta esencial para garantizar el derecho a vivir acompañado, conectado y con propósito. Reforzar la educación emocional, el voluntariado de proximidad y la accesibilidad tecnológica son pilares clave de una sociedad que aspira a envejecer unida, activa y con dignidad.

Referencias

https://www.soledades.es/sites/default/files/contenidos/Informe_Barometro%20soledad-v2.pdf

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