Las personas centenarias representan el ejemplo más visible de la evolución demográfica y de los avances en salud y cuidados. Según AESTE, su presencia creciente en las residencias exige nuevas estrategias de atención y acompañamiento.
El estudio confirma que la mayoría de las personas centenarias en residencias son mujeres. Pese a su avanzada edad, muchas mantienen una sorprendente capacidad de adaptación, una actitud positiva ante la vida y un alto nivel de satisfacción con el entorno residencial. Estos factores emocionales y sociales se asocian directamente con su bienestar y longevidad.
Una parte de las personas centenarias conserva cierto grado de autonomía funcional, especialmente en actividades básicas como la alimentación o la movilidad con apoyo. La nutrición equilibrada, la rutina diaria y la interacción social se señalan como pilares fundamentales para su estabilidad física y mental.
El informe de AESTE subraya que cuidar a personas centenarias requiere un enfoque especializado y flexible, capaz de integrar aspectos clínicos, emocionales y relacionales.
Cada centenario tiene una trayectoria única. Escuchar su historia, respetar sus costumbres y mantener su identidad son elementos esenciales para preservar su dignidad y bienestar emocional. La atención centrada en la persona se consolida así como el modelo más adecuado.
El personal de los centros debe contar con formación específica en geriatría avanzada, comunicación empática y gestión del bienestar emocional. La presencia de equipos multidisciplinares —enfermería, psicología, fisioterapia y animación sociocultural— resulta clave para atender de forma integral a este colectivo.
AESTE destaca la importancia de adaptar los espacios residenciales con iluminación natural, mobiliario ergonómico y zonas de convivencia seguras. La accesibilidad y el confort son determinantes para mantener la calidad de vida y prevenir accidentes o aislamiento.
El aumento del número de centenarios plantea nuevos desafíos a las residencias: equilibrar los recursos asistenciales, garantizar atención continuada y fortalecer el acompañamiento emocional.
AESTE propone consolidar un modelo de atención que valore la longevidad como una etapa activa y significativa, donde la participación, la escucha y el vínculo humano sean tan importantes como la asistencia sanitaria.
| Elemento | Observación principal | Implicación en la atención |
|---|---|---|
| Edad media | 100,9 años | Creciente presencia en centros residenciales |
| Género predominante | Femenino | Necesidad de enfoque de género en cuidados |
| Capacidad funcional | Autonomía parcial en actividades básicas | Planes individualizados de ejercicio y acompañamiento |
| Factores asociados a longevidad | Actitud positiva, entorno social y cuidados continuados | Promover bienestar emocional y participación |
El informe de AESTE aporta una visión optimista y rigurosa del envejecimiento extremo en España. Las personas centenarias son un testimonio de resiliencia y adaptación, y su cuidado requiere una atención más humana, personalizada y respetuosa con su biografía. Para el sector residencial, el reto no es solo prolongar la vida, sino garantizar que estos años se vivan con plenitud, bienestar y sentido.