Llevar la contraria a una persona con Alzheimer puede generar irritabilidad y frustración, afectando negativamente la relación con sus cuidadores. Este artículo explora las razones detrás de estas reacciones y ofrece estrategias para mejorar la comunicación y minimizar el estrés. Se destaca que es crucial aceptar la realidad del paciente, ya que su percepción del mundo está alterada por la enfermedad. En lugar de confrontar, se sugieren alternativas empáticas que fomenten un ambiente más tranquilo y comprensivo.
Llevar la contraria a una persona con Alzheimer puede desencadenar reacciones de irritabilidad o frustración, generando tensiones tanto con el cuidador como con otros seres queridos. Este artículo explora las razones detrás de este fenómeno y ofrece algunas estrategias para reducir el estrés y mejorar la comunicación con quienes padecen esta enfermedad.
El deterioro cognitivo que acompaña al Alzheimer transforma la percepción de la realidad de quien lo padece, dificultando su comprensión por parte de quienes les rodean. La persona afectada interpreta el mundo desde su propia realidad, lo que puede resultar confuso para los demás.
Catalogar las afirmaciones de una persona con Alzheimer como “tonterías” o “sin sentido” atenta contra su dignidad, lo que a menudo lleva a intentar corregirla. Sin embargo, esta estrategia suele ser una batalla perdida, que puede aumentar la sensación de sobrecarga del cuidador y propiciar conductas alteradas en la persona enferma.
Aceptar el diagnóstico de Alzheimer y su evolución resulta más práctico que resistirse a ello. Aunque no existen fórmulas infalibles, se pueden implementar ideas que faciliten esta aceptación.
Ciertas frases o actitudes pueden generar confusión o aumentar la ansiedad. Por ejemplo, evitar comentarios como “Ya te lo he dicho muchas veces” o “¿Cómo puede ser que no recuerdes esto?” es crucial, ya que pueden intensificar la frustración y la presión sobre el enfermo.
Es fundamental proponer respuestas más adecuadas en lugar de contradecir a una persona con Alzheimer. Si un familiar parece confundir recuerdos recientes con la realidad actual, es preferible preguntarle si echa de menos a esa persona y recordar momentos agradables juntos.
En situaciones donde el paciente dice “¡Esta no es mi casa!”, es importante tranquilizarlo mediante el afecto y la calma, recordándole que pronto estarán en casa. Distracciones como música o fotografías pueden ayudar a reconducir su atención hacia algo placentero.
La mejor actitud ante un ser querido con Alzheimer es tratar de comprender su situación actual y adaptar nuestras respuestas. La enfermedad afecta diversas capacidades cognitivas, alterando su percepción del entorno. Es esencial aceptar que lo que dice y siente es real para ella, sin esperar que cambiar nuestra postura modifique su visión del mundo.
No llevar la contraria a una persona con Alzheimer facilita una comunicación basada en el afecto y la empatía. Comprender que su realidad difiere de la nuestra es clave para mantener relaciones fluidas y satisfactorias.
Dado que el día a día puede ser complicado, fomentar el autocuidado entre los cuidadores y acceder a recursos de apoyo son pasos importantes para minimizar el estrés familiar. Ejemplos incluyen programas ofrecidos por organizaciones como la Fundación Pasqual Maragall.
Llevarle la contraria puede causar frustración, ansiedad y confusión, afectando negativamente su bienestar emocional.
Pueden aumentar las tensiones, disminuir la confianza y dificultar una comunicación efectiva entre ambos.
La percepción alterada por la enfermedad hace que razonar o contradecir no mejore ni modifique esa percepción ni facilite interacciones positivas.
Pueden surgir agitación, resistencia o retraimiento emocional, complicando aún más las rutinas diarias y los cuidados necesarios.
Publicado originalmente el 1 de agosto de 2022; actualizado el 6 de noviembre de 2025.
Puede generar frustración, ansiedad, confusión y sensación de confrontación, afectando su bienestar emocional.
Puede incrementar la tensión, disminuir la confianza y dificultar la comunicación fluida entre la persona con demencia o Alzheimer y quien cuida.
Llevar la contraria no suele funcionar porque la percepción de la realidad está alterada por la enfermedad y razonar o contradecir no modifica esa percepción ni mejora la interacción.
Llevar la contraria a una persona con Alzheimer puede desencadenar agitación, resistencia o retraimiento emocional, complicando aún más la rutina diaria y los cuidados.