Desde su fundación, esta iniciativa busca que ningún menor y su entorno afronten esta enfermedad en solitario.
El cáncer pediátrico no solo afecta físicamente a los niños y adolescentes, sino también cambia profundamente las dinámicas familiares, emocionales y sociales. Casa Aladina responde a esta realidad con un modelo de cuidados centrados en la persona, adaptado a la etapa vital del paciente y a su contexto familiar.
La propuesta incluye espacios adaptados para la hospitalización, talleres de rehabilitación física y actividades lúdicas que contribuyen a la recuperación. Los profesionales de salud especializados colaboran con Casa Aladina para garantizar una atención de calidad, segura y respetuosa.
El acompañamiento psicológico individual y familiar es una pieza clave. Los programas cubren desde la comunicación terapéutica hasta la integración del cuidado emocional en el proceso oncológico. Asimismo, se realizan actividades de ocio, expresión artística y espacios de encuentro que facilitan la expresión de emociones y refuerzan la resiliencia.
Casa Aladina agrupa voluntariado, familias, profesionales y donantes en una comunidad de apoyo compartido. El proyecto no solo mejora la calidad de vida de los pacientes, sino que genera redes de solidaridad y visibilidad social sobre el cáncer infantil.
La iniciativa fomenta la participación activa de los niños y adolescentes en su proceso terapéutico, ofreciéndoles herramientas para sentirse protagonistas y activos en su día a día, y no meros receptores de cuidados.
Casa Aladina trabaja en estrecha alianza con hospitales públicos y unidades de oncología pediátrica para asegurar que sus servicios complementen y fortalezcan la atención médica existente, sin duplicarla, y promuevan la humanización de la atención.
El cáncer infantil sigue siendo una prioridad de salud pública y su abordaje exige recursos, innovación y compromiso. Casa Aladina continúa enfrentando desafíos como la ampliación de servicios, la accesibilidad geográfica y el apoyo a parejas, hermanos y cuidadores. Sin embargo, su crecimiento y consolidación demuestran que los modelos integrados de atención tienen un impacto significativo.
Mantener un espacio de cuidados avanzados, apoyo emocional y actividades de bienestar requiere un modelo financiero que combine subvenciones, donaciones y alianzas estratégicas. Casa Aladina apuesta por la transparencia, la eficiencia y la colaboración empresarial y social.
Si bien el proyecto está centrado en un ámbito determinado, su objetivo es ampliar su cobertura, replicar sus buenas prácticas y colaborar en la unidad del cuidado del cáncer infantil en todo el país.
| Componente | Descripción | Beneficio |
|---|---|---|
| Atención médica adaptada | Hospitalización, rehabilitación, actividades lúdicas | Recuperación física y sentido de normalidad |
| Apoyo psicológico | Terapia individual, familiar y talleres de expresión | Bienestar emocional y resiliencia |
| Comunidad de apoyo | Voluntariado, familias, redes de solidaridad | Red de acompañamiento y pertenencia |
| Alianzas sanitarias | Colaboración con hospitales y servicios de oncología | Atención integrada y humanizada |
El proyecto de Casa Aladina representa una referencia en el cuidado integral del cáncer infantil. Su modelo aborda no solo la enfermedad, sino a la persona, su familia y su entorno, combinando atención sanitaria, bienestar emocional y participación comunitaria. Para quienes trabajan en oncología pediátrica, educación o servicios sociales, este enfoque pone de manifiesto que la excelencia clínica y la humanidad pueden caminar juntas.