Salud

La brecha entre longevidad y salud vuelve a crecer: lo revela un nuevo estudio mundial publicado en Nature

Salud pública y envejecimiento global

Un análisis internacional identifica una diferencia media de más de nueve años entre la vida total y los años vividos con buena salud, con implicaciones directas para las políticas de envejecimiento

Redacción | Martes 16 de diciembre de 2025
Un estudio global publicado en la revista Nature alerta de que la longevidad mejora, pero la salud no avanza al mismo ritmo. La diferencia entre los años vividos y los años vividos con calidad funcional, un fenómeno conocido como brecha entre longevidad y vida saludable, se amplía de forma significativa. Este hallazgo subraya la urgencia de reorientar los sistemas sanitarios hacia la prevención, la autonomía y la mejora de la calidad de vida en edades avanzadas.

Qué revela el nuevo estudio sobre longevidad y salud

El trabajo analiza datos de 183 países y compara la esperanza de vida con la esperanza de vida saludable. La diferencia entre ambas refleja cuántos años se viven con enfermedad, deterioro funcional o discapacidad.

Una brecha creciente entre años vividos y años vividos con salud

El estudio sitúa la brecha media mundial en más de nueve años. Esto significa que una persona promedio pasa casi una década de su vida con limitaciones de salud que afectan a su autonomía y bienestar.

Variaciones importantes entre regiones del mundo

Aunque el fenómeno es global, la magnitud varía según contexto demográfico, económico y sanitario. Las regiones con mayor desarrollo económico tienen mayor supervivencia, pero también más años vividos con patologías crónicas. En otras zonas del mundo la longevidad es menor, pero las limitaciones funcionales aparecen a edades más tempranas.

Factores que explican la brecha entre longevidad y vida saludable

La investigación identifica factores sanitarios, sociales y económicos que influyen en esta diferencia.

Peso creciente de las enfermedades crónicas

Las patologías cardiovasculares, metabólicas, osteoarticulares, neurológicas y oncológicas explican buena parte de los años vividos con mala salud. Estas enfermedades se relacionan con hábitos de vida, envejecimiento poblacional y cambios en los entornos urbanos.

Mayor esperanza de vida sin equivalente mejora en salud funcional

La prevención ha mejorado la supervivencia, pero no ha logrado retrasar de forma suficiente la aparición de limitaciones. Esta combinación amplía los años vividos con deterioro o pérdida de autonomía.

Desigualdades socioeconómicas y acceso a cuidados

Los países con menor capacidad económica presentan dificultades para ofrecer prevención, diagnóstico precoz, rehabilitación y cuidados continuados. En los países de ingresos altos la disponibilidad es mayor, pero el envejecimiento exponencial genera problemas de sostenibilidad y sobrecarga del sistema.

Implicaciones para las políticas de longevidad y envejecimiento activo

La ampliación de la brecha entre vida y vida saludable tiene consecuencias directas para la planificación de servicios y el bienestar de la población mayor.

Aumento de los años vividos con deterioro crónico

Más años con dolor, discapacidad o dependencia incrementan la demanda de cuidados profesionales y familiares. Esto impacta en costes sanitarios, presión sobre la atención primaria, aumento de la discapacidad y sobrecarga en cuidadores.

Necesidad de un modelo de salud orientado a la prevención

El estudio señala la importancia de intervenir antes de que aparezcan las limitaciones. Esto incluye estilos de vida saludables, actividad física regular, control de factores de riesgo y detección temprana de enfermedades.

Urgencia de reforzar los sistemas de apoyo y cuidados

La brecha creciente implica mayor necesidad de cuidados de larga duración, servicios de proximidad, rehabilitación, teleasistencia avanzada y programas de envejecimiento activo que promuevan autonomía y participación social.

Líneas estratégicas para reducir la brecha entre longevidad y salud

El análisis propone orientar las políticas hacia una longevidad saludable, no únicamente hacia la prolongación de la vida.

Prioridades recomendadas

  • Reforzar la prevención primaria y secundaria

  • Promover actividad física en todas las etapas

  • Mejorar la detección y el control de enfermedades crónicas

  • Potenciar rehabilitación, cuidados continuados y apoyo domiciliario

  • Reducir desigualdades en acceso a salud y cuidados

  • Integrar estrategias de envejecimiento activo en salud pública

Tabla resumen del estudio

Indicador Descripción Situación actual Implicación
Longevidad Años totales vividos Sigue aumentando globalmente No garantiza buena salud
Vida saludable Años vividos sin discapacidad relevante Evolución más lenta Crece la brecha
Brecha vida vs vida saludable Diferencia entre ambos indicadores Más de nueve años de media Aumento de dependencia
Factores determinantes Cronicidad y desigualdad Muy influyentes Exigen políticas activas

Resumen

El estudio publicado en Nature confirma una de las tendencias más relevantes en longevidad: vivir más no siempre significa vivir mejor. La brecha entre longevidad y años vividos con salud es amplia y creciente, impulsada por enfermedades crónicas, envejecimiento acelerado y desigualdades sociales. Afrontar este reto requiere reforzar prevención, reducir la discapacidad funcional y adaptar los sistemas de cuidados para asegurar que la extensión de la vida vaya acompañada de calidad, autonomía y bienestar.

Referencias

https://www.nature.com/articles/s43856-025-01111-2

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