Parece que fue ayer cuando empezamos a desarrollar el Programa No Sujetes. Recordamos los primeros cursos de formación y sensibilización; eran tensos y suponían un gran esfuerzo por parte de todos. Cambiar el planteamiento cultural sobre las sujeciones cuesta mucho; eso sí, había mucha curiosidad, ganas y mucha ilusión. Aprendimos todos poco a poco. Durante estos seis años de implantación del Programa, hemos visto el cambio a nivel de profesionales y de la sociedad, ahora parece que se ve de otra manera. De ser un tema del que se hablaba poco o nada públicamente, las sujeciones han pasado a ser un tema del que se habla sin tapujos y constantemente aparece en nuestro hacer diario.
Creemos que es de justicia que se admita que el Programa No Sujetes, junto con otros, ha sido determinante para que hoy día se hable de sujeciones con naturalidad y para que muchos profesionales se hayan planteado la erradicación de las mismas como herramienta de cuidado habitual, muchas veces por conveniencia en el ámbito de las residencias de personas mayores.
La seguridad es un argumento muy fuerte en un país donde la protección prima sobre otros principios como la autonomía, la independencia o la dignidad y esta seguridad sigue valiendo en España para defender el uso y abuso de sujeciones.
Los centros que empezaron con nosotros la transformación tuvieron que pasar de estar en un contexto donde el uso de la sujeción era lo normal a tener como objetivo no ponerlas y las que tenían eliminarlas, con un entorno nada favorable y lleno de trabas, que iban más allá de las dificultades técnicas que tiene marcarse el objetivo de eliminarlas y mantenerlas en el tiempo, mediante un gran cambio a nivel organizativo, ambiental y de conocimientos.
Hoy día se ha producido un descenso en el uso de las sujeciones en España, sobre todo de las sujeciones físicas y un poco menos las químicas o farmacológicas. Todo ello, como he reflejado anteriormente, debido a la difusión de los programas en contra de su uso que llevamos implantando, desde hace años, diversas instituciones. Ello ha hecho que se haya producido una mayor sensibilización hacia su mal uso y el planteamiento de alternativas a estas y de nuevas formas de cuidar.
Las sujeciones se utilizan principalmente en personas con demencia y la proporción de personas que viven con demencia en las residencias ha aumentado; por este motivo ha habido un repunte general de prevalencia en el uso de sujeciones en esta última década en el cómputo general de las residencias. Sin embargo, es de destacar que en las residencias donde se están aplicando los programas de eliminación de sujeciones, el número de sujeciones está disminuyendo de forma considerable. Sí que es verdad que cuesta más sujetar. Hay, de entrada, un mayor análisis de si es adecuada o no la sujeción. El hecho de existir más información y que existan centros donde su uso es nulo o muy escaso ha hecho que no se utilice la sujeción con tanta frivolidad, aunque en las residencias su uso sigue siendo muy alto.
Una idea que ha ido calando durante estos años es la siguiente: “si un centro puede, pueden todos”. Otra idea es que, si un centro ha logrado esa manera de trabajar y se considera realmente, por parte de todos, como algo bueno y extensible a los demás, deberían los poderes públicos reconocer o premiar ese mérito.
El uso de sujeciones en las residencias podría utilizarse como indicador de buenas prácticas. Con su existencia y seguimiento, podemos ver que la prevalencia de uso de sujeciones es una buena medida de cómo se hacen las cosas en el cuidado a personas con demencia. Un excelente indicador para evaluar indirectamente la calidad asistencial a personas con demencia y para evaluar el grado de aplicación del modelo de Atención Centrada en la Persona, y la incorporación de nuevas tendencias en los cuidados.
Que un centro se marque como objetivo el no uso de las sujeciones es un plus de calidad asistencial, pues supone, tanto para lograrla, como para mantenerla en el tiempo, un cambio radical en la forma de plantearse la asistencia a las personas, un cambio en sus procesos y un cambio cultural.
Estamos observando que cada día hay más concursos públicos o conciertos con las distintas administraciones públicas donde se dan puntos por el hecho de tener un programa de reducción o de eliminación de sujeciones. Como algunos dicen: “mejor esto que nada”. Pensamos que esto, junto a las nuevas leyes de servicios sociales autonómicas donde aparecen artículos referentes al no uso de sujeciones, puede ser algo positivo. Esperamos que en un futuro se regulen estas leyes con el desarrollo normativo de esos artículos y no se quede todo un paquete de buenas intenciones. Por supuesto, tendría que haber algo más. Si no hay control sobre esos programas, ni seguimiento, ni evaluación por parte de quien controla los concursos, puede quedar todo en papel mojado.
No podemos esperar que el simple hecho de considerar como mérito en los conciertos públicos los programas de no uso de sujeciones, hará que estos se extiendan en todas las comunidades autónomas. Eso sería lo más fácil y menos comprometido por parte de la administración, pero no es suficiente. Se debería controlar la aplicación, desarrollo y evaluación de esos Programas. Debería trabajarse, por parte de las administraciones públicas competentes en materia asistencial socio-sanitaria, un sistema de reconocimiento de resultados medibles.
También pensamos que por crear estímulos a la eliminación de las sujeciones podemos dar pie a que se valoren más unos centros que otros, por tener determinados programas en detrimentos de otros, cuando en realidad lo que se debe valorar es el trabajo realizado por los Centros. Esto viene al caso de lo que estuvo a punto de suceder este año en Vitoria-Gasteiz, donde por primera vez en España se puntuó por el hecho de tener implantado o estar en proceso un Programa para la eliminación de sujeciones. En esa convocatoria pública de plazas en centros residenciales en el municipio de Vitoria-Gasteiz se concedían más o menos puntos simplemente por aplicar un programa u otro con diferentes metodologías de retirada de sujeciones. Se valoraba más que un programa fuera X que otro que era Y. En este momento, en España no hay normativa ni regulación sobre los programas de eliminación de Sujeciones. Los podremos adornar con más o menos exigencias, si son cero sujeciones, si son acreditados, si son certificados, si tienen norma AENOR, si tienen aval extranjero, si son más o menos humanitarios, si están dentro del sistema calidad ISO, EFQM, …etc. pero no hay normativa ni autonómica ni nacional.
La Diputación Foral de Álava tuvo que corregir el error y premiar en la convocatoria a los centros que no sujetasen sin dar una mayor puntuación a una certificación que a otra. Los que nos dedicamos a esto pensamos que es lo justo, es lo que hay que hacer, dejar elegir cómo quiere cada uno trabajar o cómo quieren alcanzar ser un centro libre de sujeciones; pero, sobre todo, hay que destacar el hecho de que se premie a los centros y que se estimule a la no sujeción.
En la convocatoria inicial apareció así:
Criterios evaluables, la acreditación como centro libre de sujeciones o en vías de tramitación, hasta un máximo de 10 puntos era:
1.En vías de tramitación: 4 puntos
2.Acreditación por la Norma Libera-Care: 5 puntos
3.Acreditación por CEOMA: 10 puntos
Ahora, tras la modificación, se estableció la acreditación como centro libre de sujeciones o en vías de tramitación, hasta un máximo de 10 puntos siendo así:
Es de reseñar este avance. Nos parece que hay que destacar que por fin una Administración Pública solicite que los centros estén libres de sujeciones, que puntúe a favor de ello, que en el pliego de la licitación se den puntos a aquellas entidades que estén libres de sujeciones. Y también premie a las que estén en camino de hacerlo y se estén esforzando en ello.
Nos parece una gran aportación por parte de la Diputación de Álava, pues inicia el camino para que otras administraciones hagan lo mismo y sirva como estímulo a los centros que aún siguen sujetando y como premio a los que ya trabajan sin sujetar.
Hasta ahora los centros, por cuenta propia y porque creían que sí podían hacerlo, han retirado las sujeciones y han implantado los Programas; pero pensamos que es el momento para que la Administración Pública dé su apoyo y haga que este movimiento no pare. Debería exigirse algo que ya está demostrado: que es posible trabajar sin sujeciones con, incluso, mayores garantías de seguridad que cuando sujetas.
Ha habido propuestas políticas para que, desde las administraciones, se hagan cosas para reducir y eliminar el uso de las sujeciones en las residencias. Se han creado grupos de trabajo con expertos en el tema para elaborar propuestas y trasmitirlas a las administraciones públicas; pero estamos en un momento política de mucho cambio continuo que genera una gran inactividad por parte de los poderes públicos.
Cada día somos más personas e instituciones comprometidas con la mejora continua de la calidad asistencial. La gran mayoría iniciaron la aplicación de los Programas de eliminación de las sujeciones porque consideraron que esa es la forma de hacer las cosas, la mejor forma de mantener intacta la dignidad de las personas por las que trabajamos y no por compensaciones de puntos o por vender imagen.
Estamos en un momento de cambio peligroso donde prima más la rentabilidad de la organización que la razón de ser de los Centros: el cuidado de las personas.
Es el momento para que las autoridades, las administraciones públicas competentes y los legisladores pongan claros los límites legales al uso de sujeciones y aumenten el control de ese uso en todos los centros.
Dr. José Pascual Bueno
Director Programa No Sujetes de Dignitas Vitae