ASISPA ha puesto en marcha un programa de apoyo psicológico para trabajadores del servicio de teleasistencia. Estos profesionales han estado sometidos a grandes dosis de estrés durante las peores semanas de la epidemia de coronavirus en España, ya que se han tenido que encargar de los usuarios del servicio en medio de un contexto de gran tensión social.
La iniciativa de ASISPA “ha sido creada y dirigida desde el propio servicio de teleasistencia”, explican fuentes conocedoras de este programa. De este modo, son profesionales de la entidad los encargados de prestar apoyo psicológico de forma telefónica e individualizada a otros compañeros que no pasan por un buen momento. “Se ha convertido en un soporte de lo más efectivo para cuidar la salud de los trabajadores de ASISPA”, destacan.
El programa está basado en la humanidad: los profesionales de la psicología escuchan, atienden, acompañan, consuelan y echan un mano a sus compañeros. “Todos y cada uno de nosotros pasamos muchas horas del día cuidando de los demás, esforzándonos en ser un apoyo efectivo tanto a las personas usuarias como a nuestros compañeros y familiares”, detalla Sonia Zapico, directora del Servicio de Teleasistencia de ASISPA.
En ocasiones, lidiar con los problemas de las personas mayores, sumado a los propios, puede desembocar en procesos de estrés y ansiedad. Por eso, este programa de apoyo psicológico de ASISPA busca ayudar a combatir y gestionar el estrés a través de herramientas que permitan reconvertir estas sensaciones en “fortaleza, orgullo y espíritu de lucha” que motiven al trabajador para continuar realizando su labor social y profesional. “Ahora, más que nunca, cuidarnos resulta primordial”, explican los profesionales del Departamento de Teleasistencia.
Gracias a esta iniciativa, los profesionales de ASISPA pueden contar con el apoyo necesario para sobrellevar la difícil situación provocada por la epidemia de SARS-CoV-2. Un virus que ha impactado de forma especialmente cruel en el sector residencial y sociosanitario, al haberse cebado con las personas mayores o con patologías previas por ser las más vulnerables a las complicaciones en que puede derivar la enfermedad. Todo ello en un contexto en el que los profesionales de los sectores sanitario y sociosanitario también han sido grandes víctimas, al haberse contagiado, en ocasiones casi de forma masiva, por la dificultad para detectar a los casos positivos en las semanas previas al estallido de la epidemia.