La Fundación DomusVi explica cómo reencontrarse con los mayores que viven en residencias. Con el final del Estado de Alarma y del sistema de desescalada por fases, las Comunidades Autónomas han retomado las visitas en residencias de mayores.
Pero, después de más de tres meses sin ellas, es necesario hacer una preparación psicológica tanto a los mayores como a los propios familiares. Máxime cuando las visitas se van a desarrollar en un entorno extraño, con medidas de higiene y seguridad nuevas para todos y extremas en muchas ocasiones.
Los equipos de EAPS de la Fundación DomusVi aportan claves para facilitar estas visitas. El primero es informarse previamente sobre el estado de salud física y mental de la persona mayor, lo que permitirá a la familia prepararse mentalmente para no encontrarse sorpresas que puedan resultar desagradables (por una pérdida de peso notoria o alguna nueva patología, por ejemplo). De ahí que sea necesario planificar la visita no ya con el centro, lo cual es obligatorio por motivos de seguridad, sino, incluso, con la propia persona mayor si se habla habitualmente con ella.
Desde DomusVi recomiendan un tono adecuado, contacto visual con el anciano y un lenguaje corporal que inspire confianza. Hay que tener en cuenta que los mayores se han podido sentir solos, deprimidos y tristes, además de asustados. Es el momento de recuperar el tiempo perdido y volver a comenzar. Hacerse fotos o contar anécdotas divertidas puede ayudar, pero hay que respetar siempre la distancia de seguridad para proteger su salud. Por ello, desde DomusVi desaconsejan el contacto directo, tocarse. Pero habrá que explicar a la persona el porqué de esa distancia y dejar claro que el cariño y el amor prevalecen: solo son las circunstancias.
Los profesionales del grupo residencial apuestan por abrirse al mayor y empatizar con él explicándole los sentimientos que el familiar haya tenido durante el confinamiento. Pero, de nuevo, será necesario adaptar los mensajes a las características y el estado de cada persona: si el mayor está depresivo y asustado, mejor obviar detalles que puedan profundizar en este estado, apostando, por el contrario, por anécdotas más agradables. Es necesario que cada familiar actúe como un psicólogo, pero sin jugar a ser lo que no se es.
Por último, también habrá que estar preparados ante posibles reproches del mayor, que quizás podría echar en cara haberse sentido solo. En estos casos, y lejos de culpabilizarse, es necesario tratar de explicarle que la situación sanitaria ha sido muy complicada y que la decisión de poder o no visitar a los mayores no la han tomado los familiares y ni siquiera el centro, sino las Autoridades como un intento de protegerles.
Y para evitar que la despedida sea triste, habrá que recordar, y recordarse, que seguramente en pocos días se podrá volver a realizar una nueva visita.