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Andrés Carrión: “Si las personas con demencia se quedan en casa, es como morir en vida”

Andrés Carrión es administrador de MIT Servicios de Asistencia a Domicilio en Madrid.

Entrevista con el administrador de MIT Servicios de Asistencia a Domicilio

Martes 29 de septiembre de 2020

MIT Servicios de Asistencia a Domicilio ofrece cuidado de mayores en Madrid con un modelo mixto que combina profesionales en plantilla con una completa base de datos de profesionales del sector de atención a la dependencia. Su trabajo consiste en ofrecer estos cuidados, algo que también hacen con un centro de día en Madrid.

¿Qué es MIT Servicios de Asistencia a Domicilio y qué servicios ofrece?

Ofrecemos servicios de cuidado de personas mayores en Madrid con empleados propios y también somos agencia colocación, intermediarios de Empleadas de Hogar para cuidado de personas mayores. También tenemos un centro de día para personas mayores.

¿Cómo funciona el proceso de selección de estos profesionales para cada familia?

Somos intermediarios entre el cuidador y la familia, y hacemos todas las labores de mediación y de búsqueda, así como el seguimiento durante la duración del contrato de la trabajadora con la familia, como sustituciones.

¿Qué requisitos se necesitan para trabajar como cuidador en MIT Servicios de Asistencia a Domicilio? ¿Hay que ser titulado?

Los contratados por la empresa sí necesitan titulación, se les exige el Certificado de Profesionalidad o el título de Auxiliar de Enfermería. Cuando se trata de personal interno para las familias, donde actuamos como agencia de intermediación, no precisan titulación, lo que muchas veces sustituyen con amplia experiencia.

¿Cuántos profesionales tenéis en la base de datos?

Serán 6.000 o 7.000. Y en plantilla propia, entre 35 y 40, dependiendo del momento.

¿Hay una buena oferta de profesionales bien formados o es difícil encontrar a gente con titulación para trabajar en el sector de atención a la dependencia?

En ocasiones es complicado porque el Certificado de Profesional no es fácil de conseguir para los trabajadores y, cuando tienen que sacárselo de manera privada, es un desembolso bastante elevado. Eso nos complica muchas veces conseguir la titulación que se necesita.

Y los que sí tienen el Certificado, ¿tienen los conocimientos para trabajar en el sector o presentan alguna carencia?

Yo considero que sí lo tienen, porque tienen que pasar por un periodo de prácticas. Lo más importante para este sector es haber trabajado con las personas mayores. Al ser un certificado que te exige esas prácticas, considero que la titulación es correcta.

¿Cómo se hace esa unión entre la familia y los cuidadores de la base de datos de MIT Servicios de Asistencia a Domicilio?

Primero se hace una visita al domicilio por parte de nuestras trabajadoras sociales. Así conocemos las necesidades de la persona a cuidar. Y, después, se hace la selección. Nutrimos nuestra base de datos a base de entrevistas, aunque muchos profesionales ya han trabajado con nosotros o con familias, por lo que son conocidos. Aunque siempre estamos incorporando nuevos trabajadores.

¿Es caro contratar un servicio de estas características? ¿Por cuánto dinero podría salirle a una familia?

Depende del número de horas, pero no es barato porque es un sueldo. Nuestra intermediación no es un margen alto, pero hay que cubrir un sueldo con Seguridad Social y todas sus necesidades. Una hora diaria costaría unos 300 euros al mes. Y un servicio con sustituciones y Seguridad Social se puede ir a los 1.500 euros.

¿Habéis notado que más familias recurran a vuestros servicios desde que estalló la pandemia?

Más bien se notó un bajón por miedo a que la gente entrara en sus domicilios. Diría que un 20 % de nuestros clientes decidieron cortar el servicio. Pero desde el verano hemos vuelto a la normalidad, la gente tiene menos miedo y la necesidad del cuidador. Estamos como antes de la pandemia.

¿Cuál es el principal valor diferencial que tiene la atención domiciliaria frente a las residencias de mayores?

El punto fuerte es que siguen en su domicilio, que es su entorno y donde están a gusto. Pero llega un momento en el que no hay forma de atender a una persona en el domicilio, por lo que, en ese punto, las residencias hacen un papel muy bueno. Nuestro objetivo es que puedan estar en su domicilio el mayor tiempo posible.

Un modelo intermedio entre cuidados en casa y residencia son los centros de día. ¿Qué nos puedes contar del centro de día de MIT Servicios de Asistencia a Domicilio?

Abrimos de 9.00 a 18.00, con servicio de transporte y comedor, y ofrecemos terapias durante todo el día con terapeuta ocupacional, neuropsicólogo y fisioterapeuta. Según una valoración inicial, se ven las necesidades de cada usuario y lo que se puede potenciar.

¿Está atomizado el sector de atención a la dependencia?

Yo creo que no está demasiado atomizado. Hay centros de día, pero no demasiados. Nosotros hicimos un estudio de mercado y vimos que, en nuestra zona, privados había 3 o 4, y otros tres o cuatro públicos. No está masificado, en mi opinión.

¿Hay negocio, entonces?

El mundo del mayor y de la dependencia necesita nuevos recursos privados, cada vez se vive más. Son bienvenidos.

¿Es complicado montar un centro de día en España?

Sí, es complicado.

¿Qué se necesita?

Un local con una serie de requisitos de salidas de emergencia y de accesibilidad. Y, de cara a servicios sociales, se pasan inspecciones periódicas, por lo que hay que tenerlo todo muy bien organizado con profesionales, pautas, procedimientos… No es algo que se pueda montar de la noche a la mañana.

En dinero, barato no es, aunque depende del tamaño. Requiere una obra importante, aunque luego no necesita grandes inversiones en maquinaria o aprovisionamiento.

¿Se ha notado en el centro de día que haya menos usuarios?

Al comenzar la pandemia, la Comunidad de Madrid nos hizo cerrar los centros de día. Luego pudimos regresar y notamos que hay menos miedo. Si las personas con demencia se quedan en casa, es como morir en vida. Tienen bajones físicos y emocionales, se deterioran a gran velocidad. Se están animando. Hay miedo, pero también esa necesidad de hacer algo en esta vida.

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