¿Qué resumen puede hacernos del encuentro sobre Cuidados Libres de Sujeciones que celebró la Fundación Cuidados Dignos hace unas semanas?
Creo que la principal conclusión es que existe interés por el conocimiento y aplicación de este modelo de cuidado basado en la atención directa a la persona y a su dignidad, su autonomía. Tuvimos más de 400 inscritos. La conclusión puede ser esa, el interés por conocer o acercarse a este modelo.
¿Se materializa este interés en la efectiva eliminación de sujeciones?
Por lo que nosotros conocemos, son cada vez más los centros que, tanto a nivel de personas mayores o personas con discapacidad o de salud mental, nos están pidiendo formación o asesoramiento, e incluso certificaciones de que están utilizando este modelo. Habrá de todo, pero yo creo que, en general, sí que se está concienciando y trabajando en esa línea de retirada de sujeciones.
En el encuentro había profesionales e investigadores de varios países. En comparación, ¿en qué estado está España respecto a la eliminación de sujeciones físicas y químicas? ¿Mejor o peor?
Tuvimos ponentes internacionales de Estados Unidos y de Inglaterra. Yo destacaría los ponentes de Inglaterra, que trabajan en el ámbito hospitalario, un sector donde puede parecer más complicado el aplicar el modelo de cuidado Centrado en la Persona sin sujeción porque el conocimiento de las personas en un centro de larga estancia resulta más sencillo frente al ámbito hospitalario, más complicado por la mayor rotación de los usuarios o de los pacientes.
Las expertas inglesas nos explicaron que también a nivel de país las cosas están muy avanzadas, porque la legislación reconoce esa dignidad de la persona y ese cuidado poniendo los mecanismos para lograr que se reconozca la dignidad y que la persona sea capaz de definir y decidir lo que quiere.
La Fundación Cuidados Dignos lleva tiempo luchando para que España cuente con una legislación similar. ¿Cómo va este tema?
Es una carrera de fondo en la que no hay que desgastarse. Nuestra presidenta, la doctora Urrutia, trabaja mucho y tiene reuniones con políticos para que se pueda legislar en el sentido de reconocer la dignidad y favorecer un trato más humano y más cálido de la persona dependiente. Yo también he estado en alguna reunión a nivel de comunidad autónoma.
Hay que seguir en ello, aunque es verdad que desgasta mucho porque los efectos no son tan inmediatos, y cuando ya te conocen más en determinados partidos, cambian las personas o hay elecciones.
Además de la lucha con políticos, también hay que hacerlo con empresas, muchas de las cuales se muestran reticentes a eliminar sujeciones porque piensan que implica aumentar ratios. ¿Es así?
Claro, sí, porque al final lo que tienen que ver que no es un cambio de más inversión o más ratios, sino es una cuestión de cambiar/mejorar procesos. Es decir, que es muy importante la formación y capacitación de los profesionales del cuidado. Nuestro modelo no implica un incremento de personal de ratios a la hora de atender.
¿Y las familias? ¿Son partidarias de eliminar sujeciones o entienden lo que supone para el usuario utilizarlas?
Nos encontramos con familias de todo tipo, un abanico de 180 grados: desde familias que son excesivamente protectoras a otras familias que no. En general, a nadie le va a gustar que su familiar pueda estar sujeto durante muchos días y durante muchas horas. Nosotros tenemos que tratar con esas familias que pueden ser más peleonas y que lo que quieren es sobreproteger a su familiar dependiente para que puedan ser conscientes de los grandes beneficios de la no sujeción.