Uno de los principales problemas de nuestros centros es la contratación de profesionales de enfermería. Pero, a la luz de los datos, no parece que sea un problema exclusivo de nuestro sector. Según datos de la OCDE, España tiene 5,3 enfermeras por 1.000 habitantes, mientras que la media en Europa es de 8,8 enfermeras por 1.000 personas.
Para que España pudiera estar al nivel de la media europea se requeriría que cada año se graduaran 16.000 enfermeros durante 4 años (4000 más de los que actualmente se gradúan, según estima el sindicato de enfermería, SATSE). Actualmente, la nota de corte para acceder a estos estudios es de algo más de un 12 en una escala de 14, y todas las plazas se cubren en todas las universidades con los alumnos que superan las pruebas de acceso a la universidad en junio.
Todos nos preguntamos por qué no es posible ampliar plazas; la respuesta es: faltan profesores y aulas. Los estándares que debe cumplir un profesor universitario no resultan fáciles de conseguir porque las condiciones para hacer carrera en investigación no son nada atractivas. Por ello, desde la Conferencia Nacional de Decanos y Decanas de Enfermería se ha denunciado en varias ocasiones la dificultad para cubrir las plazas de profesorado y alertan sobre el envejecido claustro de esta disciplina. El 25% de los profesores se jubilará en 2024.
Desde nuestro sector apoyamos las iniciativas que las organizaciones de enfermería están desempeñando para resolver la situación de colapso que tiene esta profesión y, como ellos dicen, reivindicamos su papel de “protagonistas en los cuidados”. En un sociedad donde la atención a la cronicidad será una las principales actividades sanitarias, estos profesionales deben contar con los recursos necesarios para lograr atender las demandas a las que se ven sometidos.
Compartimos que el trabajo que realizan los profesionales de enfermería en los centros sociosanitarios de mayores es una trabajo de cuidado sanitario que sólo puede realizar este profesional y, por tanto, entendemos que no sería conveniente introducir una figura profesional como la que se proponía y que fue rechazada por el Colegio Enfermería de Madrid (Codem).
El Codem rechaza la creación del título de técnico superior en gestión de servicios en centros gerontológicos. Presentando alegaciones ante el Ministerio de Educación y Formación Profesional, e insistiendo en que las políticas públicas y estrategias para el abordaje de la cronicidad, el envejecimiento y la dependencia deben diseñarse desde la seriedad, no buscando soluciones que parchean el problema.
Amade, patronal de empresas de cuidado de mayores, entiende que el cuidado de un mayor polimedicado y con enfermedades crónicas, tanto si vive en su casa, como si reside en un centro, debe ser atendido por un profesional del mismo nivel que cualquier otro ciudadano independientemente de su edad. El criterio para atender sanitariamente a una persona no puede ser el lugar de residencia y/o su edad. Otra cuestión será si por el hecho de residir en una residencia debemos eliminar estar tarjetas de los cupos de los centros de salud a los que pertenecen estas personas.
Inmaculada Cerejido
Directora general de AMADE