Vitalia Home está certificando sus centros libres de sujeciones a través de la Norma Libera – Care. ¿En qué consiste este plan de la compañía?
Para contestar deberíamos echar la vista atrás, ya que Vitalia lleva desde 2016 en este proceso de eliminación de restricciones mecánicas y psicofarmacológicas basado en un modelo asistencial propio de Atención Integral Centrado en la Persona, ‘Casas para Vivir con Jardín’, contextualizado en un marco teórico sistémico – humanista.
Pretendemos que los centros sean hogares donde las personas puedan vincularse con otras personas creando sus propios sistemas sociales y familiares.
El modelo tiene varias ‘perlas’, como el tutor personal, un profesional que te acoge cuando llegas al centro y te acompaña en esta nueva etapa; las unidades de convivencia, donde, a través de una entrevista de acogida, sabemos en qué unidad se va a sentir más cómodo y acogido; también tenemos en cuenta su historia de vida, pero buscamos que haya una continuidad a la misma y se convierta en un proyecto de vida con nosotros para que se sienta capacitado y autónomo para tomar cualquier decisión que tenga que ver con su vida.
Además, hacemos un exhaustivo plan de atención y vida, y tenemos muy en cuenta si esta persona ya viene al centro con alguna sujeción, porque en algunos casos vienen así desde los domicilios, desde otros centros de mayores o desde un hospital, donde las contenciones, por desgracia, siguen siendo en muchos casos un recurso utilizado.
No se trata de retirar la sujeción nada más entrar por la puerta, sino de trabajar la adaptación a vivir sin ella, ya que son muchas las consecuencias y connotaciones negativas tanto a nivel físico como emocional que le acarrean a la persona.
¿Qué pasó en 2016?
Empezamos a plantearnos cómo dignificar en mayor medida la vida de las personas a través de la retirada de estas sujeciones. Inicialmente, esta idea causó mucho rechazo por el miedo a lesiones o a caídas, ya que a pesar de querer evolucionar vivíamos aún bajo un modelo asistencial anticuado y centrado en la tarea en el que estaban muy presentes las ideas de paternalismo y sobreprotección.
Lo que pretendíamos con nuestro modelo era un cambio de paradigma totalmente centrado en la persona en el que el residente fuese un agente activo, capacitado y dotado para decidir sobre su propia vida y ofrecerle un entorno seguro que se adaptara a sus circunstancias vitales.
Lo primero que hicimos en Vitalia fue dotar a los centros de unas ‘camas de Alzheimer’ a disposición de personas con demencia y elevado riesgo de caídas, sobre todo durante la noche. Son camas que llevan un colchón anexo hasta el suelo, de manera que la persona no se cae si sale de la cama, sino que puede rodar hasta esta colchoneta sin sufrir lesiones.
Además, hay sensores de movimiento que permiten, ante cualquier circunstancia, que el auxiliar pueda detectar incidencias. Estas camas especiales se complementan con controles nocturnos de sueño: quienes usan esta cama tienen un control cada media hora, que consiste en que el auxiliar pasa a supervisar en qué condiciones está esa persona y si se debe realizar cualquier intervención que favorezca su bienestar.
Vitalia nos dotó también de sillones relax y de un programa de actividades terapéuticas y de ocio, ya que no solo hay que buscar la seguridad física sino también la psico-emocional. Soñábamos e imaginábamos como avanzar, como nos gustaría vivir en nuestra propia casa siendo mayores y evidentemente a ninguno de nosotros nos gustaría vivir sujeto.
A través de la formación del personal los residentes no sólo disponen de herramientas seguras que favorecen vivir sin sujeciones, sino que disminuye su ansiedad y aumenta su motivación realizando tareas que le son significativas a través de programas de actividades terapéuticas y planes de ocio personalizados.
Algunas empresas alegan que no puede retirar sujeciones sin elevar ratios de personal. ¿Qué opina?
Para nosotros la clave no está en la ratio de personal sino en la reeducación y constante formación de todo el personal. En el modelo anterior el profesional “vigilaba y asistía en las necesidades básicas” mientras que en el modelo asistencial actual el profesional “supervisa, guía y acompaña” y esos factores no dependen exclusivamente de la ratio sino de la concienciación. La ratio de personal es importante y se tiene que adaptar a los niveles de dependencia que se tienen en el centro. Y es verdad que, con los años, los niveles de dependencia han ido aumentando, y Vitalia también lo ha hecho.
Yo creo que hay que adaptarse siguiendo lo que marca la ley y la reeducación hacia el personal, las familias y los propios residentes de los centros. Es necesario avanzar y salir de nuestras zonas de confort e imaginar si a nosotros nos gustaría vivir “atados”.
Es un cambio de paradigma, vivíamos pensando que un modelo centrado en la tarea era ideal y estábamos equivocados, se trata de hacer partícipe al residente, fomentar su autonomía y por lo tanto la toma de decisiones.
Además, el auxiliar, que no es solo quien le lleva al baño o le da de comer, sino que es esa persona con quien comparte todo el día en la unidad de convivencia y le conoce, por lo que puede hacer más cosas que cubrir las necesidades básicas.
La clave es la formación, reeducación y supervisión constante. Es un cambio de mentalidad que evidentemente no se produce de un día para otro, es un proceso de aprendizaje constante para todos, residentes, familias y trabajadores.
¿Suelen ser receptivos los profesionales cuando se plantean estos cambios?
Sí. Al principio costó más, costaba ver que el cambio iba a ser positivo. En ese momento lo primero que te imaginabas era una caída, que no se eliminan, porque forman parte del proceso de adaptación de la persona que ha estado mucho tiempo contenida pero que disminuyen o desaparecen con el tiempo.
Es importante trabajar en la deshabituación porque hay personas que llevan años viviendo y observando el mundo con una contención y retirarla también conlleva un proceso.
¿Y los familiares? ¿Son receptivos a la eliminación de sujeciones o tienen miedos o reticencias?
Al principio tienen mucho miedo a una fractura o una derivación hospitalaria. Hay que hacer un trabajo integral con todo el mundo: profesionales, residentes y familias, y explicarles los beneficios que tiene liberar de la sujeción, que va acompañada de un ejercicio físico, estimulación, etc. Porque hay que sustituir las horas en las que la persona estaba sujeta a través de actividades personalizadas, con significado y con sentido. Si las familias tienen toda la información y existe una buena comunicación el resultado del proceso es óptimo.
Parece que, a juzgar por la experiencia de Vitalia Home, el modelo de eliminación de sujeciones ha funcionado bien. ¿El objetivo de la compañía es extender este programa a toda su red?
Exactamente. Empezamos en 2016 y, en 2018, Vitalia inicia una formación en la Norma Libera Care para conseguir la consecuente certificación. Era un modo de añadir valor al trabajo tan importante que estábamos haciendo.
La norma Libera - Care, es un modelo de atención e intervención centrada en la persona que promueve la no sujeción, y que comparte nuestros valores. Un equipo de la Fundación Cuidados Dignos forma a nuestros profesionales técnicos, generalmente dos por comunidad autónoma, y luego ellos se desplazan a los centros e implantan esta norma. Ahora habrá unos 17 centros de Vitalia Home en vías de certificación, y otros tantos en camino.
Es una buena noticia y un gran avance en el sector que ha generado una gran aceptación por las familias, los residentes y los trabajadores porque el resultado es positivo: hay personas que incluso antes con contención no caminaban y ahora pueden pasear con sus familiares y tener una vida lo más autónoma posible dentro de los centros. Es un trabajo intenso y que conlleva esfuerzo, pero el resultado vale la pena.