Malas noticias en la lucha contra el Alzheimer. Un presunto fraude científico podría haber alterado las investigaciones de casi dos décadas, al estimar como cierta la teoría sobre la causa de esta enfermedad que sostenía un artículo en particular. Esta es la cronología de los hechos.
Año 2006. La revista Nature publica un artículo de Sylvaine Lesné, de la Universidad de Minnesota, en la que determina como probable causa del Alzheimer la acumulación en el cerebro de los afectados de placas de beta amiloides, un tipo de proteína que, en esas cantidades, causaría demencia. El trabajo demostraba que, al inyectar en ratones granes cantidades de esta proteína, comenzaban a tener problemas para recordar informaciones básicas.
Durante casi dos décadas, el artículo de Lesné se ha citado más de 2.000 veces en otros trabajos de investigación, al darse por cierto el descubrimiento del científico. Sobre él, de hecho, se han sustentado las investigaciones posteriores, ninguna de las cuales ha dado con un medicamento capaz de frenar o revertir el Alzheimer.
Ahora se ha sabido que, quizás, el artículo de Lesné, y por tanto lo que en él se cuenta, estaba adulterado. Otros investigadores han analizado imágenes de varios ensayos y han descubierto que están alteradas de manera artificial. Del trabajo de Lesné, unas 70 imágenes estarían alteradas, según un estudio de la revista Science. Aún se desconoce si se trata de algo voluntario o involuntario, pero lo cierto es que el descubrimiento del supuesto fraude también nace de otro episodio truculento.
En 2021, Matthew Schrag, de la Universidad de Vanderbilt, participó en la investigación de un tratamiento experimental contra el Alzheimer desarrollado por la compañía Cassava Sciences. Da la casualidad de que la empresa había sido denunciada ante las autoridades estadounidenses por dos neurocientíficos de los que después se descubrió que habían hecho una operación bursátil para lucrarse con la caída del valor de las acciones de la compañía una vez saltara el escándalo. Sin embargo, Schrag fue más lejos y profundizó en su investigación, hallando las supuestas irregularidades en el trabajo de Lesné.
Si se demuestra que los resultados del artículo de Lesné están adulterados, se pondría en entredicho todo trabajo científico posterior basado en la beta amiloide como causa principal del Alzheimer. Esto significaría pérdidas millonarias durante casi dos décadas (casi 2.000 millones de dólares solo en financiación pública de Estados Unidos), así como decenas de proyectos inservibles que han consumido tiempo de científicos que perseguían una quimera.
En todo caso, el papel de esta proteína en el desarrollo o evolución del Alzheimer no nace del artículo de Lesné. Desde principios del siglo XX se trabaja con la hipótesis de que se producen placas y depósitos de proteínas en el cerebro de los afectados por esta enfermedad, y desde los años 80 se sabe que las beta amiloides son los componentes esenciales.
Sin embargo, el hecho de que se creyera que esta era la posible única causa, sin siquiera haberla puesto en duda, ha podido cegar a algunos científicos para ajustar sus investigaciones de cualquier forma con tal de encajarla en la teoría, que ahora podría ser no tanto falsa, sino ‘menos verdadera de lo esperado’.