Aunque las causas del Alzheimer son variadas y en general desconocidas, la cantidad de estudios que luchan por arrojar luz sobre esta enfermedad neurodegenerativa empiezan a dar sus frutos.
Hace unas semanas se anunciaron los resultados del mayor estudio genómico sobre el Alzheimer hasta la fecha. Analizó a más de 100.000 personas con esta enfermedad y ha permitido hallar 75 alternaciones genéticas que indicarían un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer.
Los datos permitirán, por un lado, identificar qué personas serán más proclives a desarrollar la enfermedad en algún momento de su vida; y, por otro lado, a buscar fármacos que puedan contrarrestar tanto esta mayor probabilidad genética de sufrir la enfermedad como prevenir su propia aparición.
El estudio halló 42 alteraciones hasta ahora desconocidas, sobre las que habrá que realizar estudios adicionales para conocer su alcance y funcionamiento. Otras 33 ya eran conocidas, pero en ciencia, y sobre todo en medicina, una sola causa casi nunca deriva en consecuencia hasta que se demuestre lo contrario.
Sin embargo, de este estudio se ha podido deducir que más de 20 alteraciones residen en los genes que se activan en las microglías, que son células inmunitarias muy abundantes en el cerebro, y cuyo fin es eliminar tóxicos. También se hallaron otras alteraciones en genes que regulan los procesos inflamatorios, que también están relacionados con el sistema inmunitario. Esto ha llevado a los científicos a ligar anomalías en el sistema inmunitario con el Alzheimer.
A pesar de ello, hasta ahora se ha evidenciado una mayor relación entre Alzheimer y el gen APOE, aunque procede de estudios anteriores y no es una novedad como tal.
Este estudio es un primer paso para comprender qué dinámicas participan en el desarrollo del Alzheimer. Aún estamos lejos de esa frontera, pero supone un importante paso adelante por los nuevos hallazgos y la mayor comprensión que arroja sobre esta enfermedad.
El objetivo ahora es seguir buscando vinculaciones entre anomalías o procesos de distinto tipo y el desarrollo de la enfermedad. Con ello, se podrá crear algún tipo de test o prueba diagnóstica que permita determinar qué persona tiene un mayor riesgo de sufrir esta enfermedad.
Pero los científicos que han participado en este estudio, que ha permitido comparar el genoma de los 100.000 pacientes con el de 600.000 personas sanas, han reconocido que todavía no hay forma de saber si alguien padecerá Alzheimer.
Por eso se necesita más investigación y dar nuevos pasos en la comprensión de esta patología neurodegenerativa que afecta en España a 800.000 personas, y cuya incidencia aumentará durante los próximos años conforme lo haga la esperanza de vida y longevidad de los ciudadanos.