El estudio ‘Personas mayores y adicciones: un diagnóstico de LARES y UNAD con perspectiva de género’ recoge un fenómeno del que se habla muy poco en la sociedad, las adicciones en personas mayores. La imagen de un anciano tomando drogas es poco frecuente, pero los autores del estudio explican que cada vez lo será más, sencillamente porque el envejecimiento no acaba con las adicciones que esas personas arrastren desde otras épocas de su vida. En paralelo, la mayoría de las personas mayores consumen medicamentos, muchos de los cuales tienen potencial adictivo.
Este estudio, pionero en su campo y revelador en sus resultados, destaca cómo el 52 % de las personas analizadas (todas ellas mayores de 55 años) ha consumido alcohol o tabaco en el último año. Entre los encuestados, casi el 10 % (9,8 %, en concreto) había tomado sustancias ilegales.
En relación con las sustancias farmacológicas, el 56 % de las personas entrevistadas reconoció haber tomado fármacos como ansiolíticos y/o antidepresivos en el último año. Este subgrupo de farmacología tiene una edad media de 78,70 años y un 64 % de las personas que lo forman son mujeres. Además, destaca que con este consumo de sustancias se tienen bajos niveles de percepción del riesgo de conductas adictivas.
Teniendo en cuenta los resultados del ámbito cualitativo, la investigación muestra que existe una doble estigmatización que recae sobre las personas mayores que consumen, por razón de edad y consumo, que se eleva hasta el triple en el caso de las mujeres.
Además, se observa que, debido a esto, las mujeres llegan más tarde y en peores condiciones, tanto físicas como psicológicas, a los recursos de atención.
Desde UNAD y Lares proponen formar a profesionales en envejecimiento y adicciones, crear recursos específicos, adaptar los ya existentes desde una perspectiva integral, realizar terapias de apoyo psicológico de mayor duración y frecuencia, y crear protocolos para la atención de las entidades y fomentar el estudio y la investigación en este ámbito, poniendo el foco en las mujeres.
De la misma manera, ambas entidades hacen un llamamiento a las administraciones públicas para que la atención a estas personas se haga de una manera interdisciplinar entre profesionales del ámbito de las drogodependencias, de la geriatría y de la atención primaria y piden que se establezcan circuitos entre los diferentes servicios asistenciales para reflejar así la interseccionalidad del fenómeno social.
>> El estudio completo se pude consultar y descargar en este enlace.