La decisión, consensuada en el Consejo Interterritorial de Salud, será ratificada por el Gobierno en Consejo de Ministros.
De este modo, al igual que sucedió con otros espacios públicos y privados, el uso de mascarilla pasará a ser recomendable en hospitales, residencias, centros de salud, farmacias, dentistas y clínicas de fisioterapia.
La decisión se aprobará en un próximo Consejo de Ministros, donde se confirmará que el uso de este elemento de protección será recomendado, pero no obligatorio.
En los hospitales, el uso de mascarillas entre el personal sanitario ya era una práctica habitual antes de la pandemia, debido al riesgo de exposición a diversas enfermedades.
El uso de mascarillas en las farmacias ha sido una práctica obligatoria tanto para el personal como para los clientes durante toda la pandemia. Las farmacias se han considerado un servicio esencial para muchos y han tenido que permanecer abiertas durante los periodos de cierre.
En muchos casos, las farmacias se han convertido incluso en una fuente adicional de pruebas de COVID-19 y de vacunación. Sin embargo, a medida que aumenten las tasas de vacunación y disminuyan los casos de COVID-19, es posible que pronto las farmacias puedan relajar su política de máscaras.
Las residencias, incluidas las residencias de ancianos y las residencias asistidas, se han visto especialmente afectadas por la pandemia de COVID-19. Los ancianos y las personas con problemas de salud graves son los más afectados. Los ancianos y las personas con problemas de salud subyacentes corren un mayor riesgo de experimentar síntomas graves y complicaciones a causa del virus.
La salud y el bienestar de los residentes deben seguir siendo una prioridad máxima, y el uso de mascarillas es una medida que puede ayudar a prevenir la propagación del virus.