Un estudio liderado desde el Institut d’Investigació Sanitària Pere Virgili (IISPV), de Tarragona, y publicado en la prestigiosa revista científica Metabolism ha permitido identificar el succinato como nuevo biomarcador presente en la sangre para predecir la enfermedad del hígado graso no alcohólico y para confirmar su diagnóstico. Además, este estudio, que recibe el apoyo de CaixaResearch, descubre una nueva función del succinato y, concretamente, de su receptor SUCNR1 como mecanismo protector de las células hepáticas: la de prevenir la acumulación de lípidos en las fases iniciales de la enfermedad.
El diagnóstico precoz de la NAFLD es crucial para intervenir a tiempo y prevenir la progresión de la enfermedad. Sin embargo, los métodos de diagnóstico disponibles actualmente, como la biopsia hepática, son invasivos, costosos e inviables para los programas de detección a gran escala. Por tanto, la identificación de biomarcadores fiables y no invasivos para la predicción y el diagnóstico de la HGNA es de suma importancia.
Tras una amplia investigación y tecnologías avanzadas, los científicos han identificado recientemente un nuevo biomarcador que muestra un potencial prometedor en la predicción y el diagnóstico de la HGNA. Este biomarcador, conocido como succinato, ha demostrado una sensibilidad y especificidad excelentes para distinguir a las personas con HGNA de las que no padecen la enfermedad.
Los estudios han demostrado que los niveles de succinato son significativamente elevados en las personas con HGNA en comparación con las personas sanas o con otras enfermedades hepáticas. Esto indica que el biomarcador] podría servir como indicador fiable de la presencia y gravedad del HGNA, sustituyendo potencialmente la necesidad de procedimientos invasivos como la biopsia hepática.
Aún se está estudiando el mecanismo exacto que subyace a la asociación entre succinato y la NAFLD. Sin embargo, los resultados preliminares sugieren que puede estar implicado en la regulación del metabolismo lipídico y la inflamación en el hígado. Es necesario seguir investigando para determinar las vías moleculares específicas a través de las cuales el succinato contribuye al desarrollo y la progresión del HGNA.
El descubrimiento de este nuevo biomarcador tiene implicaciones significativas para el diagnóstico y el tratamiento del HGNA. Al utilizar succinato como herramienta diagnóstica, los profesionales sanitarios pueden identificar a las personas con riesgo de desarrollar HGNA en una fase temprana, lo que permite realizar intervenciones oportunas como modificaciones del estilo de vida y tratamientos farmacológicos.
Además, este nuevo biomarcador también puede ayudar a controlar la eficacia de las intervenciones terapéuticas y evaluar la progresión de la enfermedad a lo largo del tiempo. Mediante el seguimiento de los cambios en los niveles del biomarcador, los profesionales sanitarios pueden evaluar la respuesta al tratamiento y adaptar en consecuencia los planes de tratamiento individualizados.
Aunque el descubrimiento de este nuevo biomarcador es sin duda emocionante, es necesario seguir investigando para validar su precisión diagnóstica y predictiva en poblaciones más amplias y diversas. Además, deben realizarse esfuerzos para comprender los mecanismos subyacentes y explorar el uso potencial del biomarcador como diana terapéutica.
En general, la identificación de este nuevo biomarcador representa un importante paso adelante en el campo de la investigación de la NAFLD. Mediante la investigación y la colaboración continuas, los científicos esperan trasladar estos hallazgos a la práctica clínica y, en última instancia, mejorar la vida de las personas afectadas por la HGNA y reducir la carga de este problema sanitario mundial.
La investigación ha contado con el apoyo financiero de la Agencia Estatal de Investigación (Ministerio de Ciencia e Innovación), del Instituto de Salud Carlos III, y de la Fundación “la Caixa”, mediante diferentes proyectos de investigación competitivos centrados en el estudio del papel del succinato y de su receptor en relación con enfermedades metabólicas con una elevada incidencia en nuestra sociedad, como la obesidad, la diabetes y el hígado graso.
Con su potencial para predecir y diagnosticar la enfermedad del hígado graso no alcohólico, el biomarcador recién identificado ofrece esperanzas de detección e intervención tempranas.
Al simplificar el proceso de diagnóstico y permitir un mejor seguimiento de las intervenciones terapéuticas, este avance puede tener un gran impacto en el campo de la hepatología. Sin embargo, es necesario seguir investigando para comprender plenamente los mecanismos y optimizar la aplicación clínica de este biomarcador.