La Ley 39/2006 de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia fue un hito en el reconocimiento de derechos sociales. Sin embargo, tras casi dos décadas, sus carencias estructurales impiden responder adecuadamente a las particularidades del Alzheimer y otras demencias.
El Alzheimer no solo afecta a las capacidades funcionales, sino también al comportamiento, la cognición y la comunicación. Estos factores exigen apoyos específicos, permanentes y adaptados a cada fase de la enfermedad, algo que la ley actual no contempla con suficiente detalle ni flexibilidad.
Uno de los déficits más notables es la falta de apoyo sistemático a los cuidadores familiares. Estos asumen la mayor parte de la atención sin reconocimiento económico, emocional ni formativo. Las prestaciones actuales no compensan adecuadamente esta carga invisible, generando desgaste físico, psicológico y financiero.
La Confederación Española de Alzheimer ha emitido un comunicado en el que exige una reforma inmediata de la Ley de Dependencia. Reclama una revisión completa del sistema de valoración, financiación y acceso a recursos, adaptándolo a la realidad de la demencia.
El baremo de valoración de la dependencia no tiene en cuenta aspectos clave de las demencias, como la desorientación, los trastornos de conducta o la pérdida de memoria. Esto deriva en retrasos en la concesión del grado, infravaloración de la situación y, en muchos casos, exclusión de apoyos fundamentales.
El proceso burocrático sigue siendo largo, opaco y desigual según la comunidad autónoma. Las ayudas económicas directas son escasas, los servicios públicos especializados son insuficientes y la atención domiciliaria apenas cubre las necesidades reales.
CEAFA plantea una serie de medidas concretas que permitirían adaptar el sistema a las necesidades reales de las personas con demencia y sus familias.
Debe incluir indicadores específicos para las demencias, no solo funcionales sino también cognitivos y conductuales. Esto garantizaría una evaluación más justa y eficaz.
Es imprescindible fortalecer los servicios de atención domiciliaria, centros de día especializados y dispositivos de respiro familiar. La proximidad y especialización son claves para una atención digna.
Debe promoverse la formación continua de los cuidadores y profesionales, especialmente en demencias. Asimismo, se requiere reconocimiento económico para los cuidadores familiares que deseen mantenerse en esa función.
La financiación del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia debe garantizarse a través de presupuestos finalistas, evitando recortes y asegurando la equidad territorial.
Problema identificado | Consecuencia directa | Reforma propuesta | Impacto esperado |
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Baremo de valoración no adaptado | Infravaloración del grado de dependencia | Incluir criterios cognitivos y conductuales | Evaluación más justa y acceso a más recursos |
Prestaciones desajustadas | Escasa cobertura de necesidades específicas | Servicios especializados en Alzheimer y otras demencias | Mejora en la calidad de vida |
Sobrecarga del cuidador familiar | Agotamiento físico y emocional | Reconocimiento y ayudas económicas para cuidadores | Reducción del estrés y mejora del bienestar familiar |
Financiación insuficiente y desigual | Inequidad territorial y listas de espera prolongadas | Presupuesto finalista y mayor aportación estatal | Mayor equidad y agilidad en el acceso a recursos |
La Ley de Dependencia ha quedado obsoleta para responder con eficacia a las particularidades del Alzheimer. CEAFA lanza una advertencia clara: sin una reforma profunda, las personas con demencia y sus familias seguirán desprotegidas por un sistema que no entiende ni atiende sus realidades. La sociedad española, envejecida y con creciente incidencia de demencias, necesita un marco legal adaptado al siglo XXI.
El informe “Alzheimer y otras demencias, una dependencia específica” ofrece un análisis detallado y recomendaciones para orientar esa transformación.