España se posiciona como el país donde más tarde se considera que comienza la tercera edad. Según el estudio ‘Attitudes to Ageing 2025’, los españoles, al igual que los italianos, sitúan el inicio de la vejez a los 73 años, la edad más avanzada registrada en el análisis comparativo entre 32 naciones. Este dato refleja una visión positiva del envejecimiento y una ruptura con estereotipos tradicionales.
El informe destaca que el 43 % de los españoles espera con entusiasmo llegar a la vejez, liderando en Europa en esta actitud optimista. Este optimismo se da especialmente entre mujeres, jóvenes menores de 35 años y personas con mayor nivel educativo, lo que confirma que la percepción de la edad está vinculada tanto a factores culturales como a condiciones socioeconómicas.
En un país que avanza hacia un envejecimiento demográfico acelerado, la percepción cultural mantiene la idea de que la edad avanzada empieza más tarde. Esto contrasta con la realidad estadística, donde España es uno de los países más longevos del mundo. El dato de 73 años como inicio de la vejez refuerza la idea de una población mayor activa y con alto potencial de participación social.
Aunque los indicadores demográficos señalan un creciente porcentaje de personas mayores, la mayoría no asocia la vejez hasta después de los 70. Este desfase demuestra que la edad cronológica ya no es el único factor para definir la vejez: influyen la salud, la actividad física, la integración social y el bienestar emocional.
País | Edad en que se considera "viejo" | Actitud ante la vejez |
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España | 73 años | 43 % esperan con entusiasmo |
Italia | 73 años | Porcentaje similar de optimismo |
Otros países (media) | Inferior a 73 años | Actitud menos favorable |
Tendencia global | Estable desde 2018 en torno a 74 años | Percepción más positiva en el sur de Europa |
El hecho de que la vejez se perciba tan tarde impulsa un cambio en la narrativa social: la madurez prolongada se concibe como una etapa de actividad, independencia y participación comunitaria. Esto podría favorecer políticas públicas que promuevan el envejecimiento activo y la formación continua en edades avanzadas.
Esta percepción ofrece oportunidades para replantear el papel de las personas mayores en la sociedad, fomentando la empleabilidad senior, el voluntariado intergeneracional y el consumo asociado a la economía plateada. También plantea el reto de adaptar los servicios sanitarios y sociales a una población que vive más y mejor.
España se distingue globalmente por considerar que la vejez no llega hasta los 73 años, cifra más alta del estudio Ipsos en 32 países. Un 43 % de la población afronta con optimismo esa etapa, lo que contrasta con su realidad demográfica envejecida pero refuerza la imagen de una sociedad que valora la experiencia, la vitalidad y la longevidad. Estas actitudes pueden inspirar políticas inclusivas, fortalecer el concepto de envejecimiento con propósito y consolidar la visión de que vivir más tiempo significa vivir mejor.