La Gaceta presenta un artículo de Virtudes Niño sobre la "Diversidad en Salud", destacando que las personas mayores no son un grupo homogéneo. La heterogeneidad, influenciada por factores genéticos y ambientales, afecta el envejecimiento y se refleja en la "Edad Biológica", que puede diferir significativamente de la edad cronológica. Este concepto es crucial para personalizar tratamientos y combatir el edadismo. Además, se relaciona con la biodiversidad, esencial para la vida en la Tierra. La falta de cumplimiento de objetivos para frenar la pérdida de biodiversidad podría tener graves consecuencias. Para más información, visita el enlace.
En la reciente Gaceta, se ha destacado el artículo de Virtudes Niño, quien aborda la Diversidad en Salud. La autora señala que “las personas mayores no somos un grupo homogéneo”, subrayando una característica fundamental del envejecimiento: la heterogeneidad. Este aspecto es influenciado por los diversos genes y entornos en los que cada individuo se desarrolla, así como por las actividades que realizamos, siendo estas últimas el principal determinante de la velocidad del envejecimiento.
La noción de “Edad Biológica”, más reveladora que la cronológica, refleja cómo cada persona está envejeciendo. Esta perspectiva debería ser considerada tanto a niveles institucionales como personales. La experiencia de evaluar la edad biológica de más de mil individuos, con edades entre veinte y cien años, revela que frecuentemente no coincide con la edad cronológica. Por ejemplo, muchas personas sexagenarias o septuagenarias presentan una edad biológica inferior a su cronológica, mientras que algunas de treinta o cuarenta años pueden tener una edad biológica correspondiente a los sesenta.
Ante esta realidad, surge la pregunta: ¿cómo es posible considerar iguales a todas las personas mayores de 65 o 70 años? En una sociedad que busca personalizar sus actuaciones, es necesario revisar estas agrupaciones. Adoptar este enfoque podría ayudar a mitigar el edadismo, tanto el estructural como el autoedadismo, este último siendo particularmente perjudicial para nuestra salud.
Además, esta heterogeneidad es una manifestación concreta de la biodiversidad, esencial para la vida en nuestro planeta. En 2020, al concluir el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica (2011-2020) de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, se destacó que no cumplir con los objetivos propuestos para detener la pérdida de biodiversidad tendría consecuencias negativas significativas para todas las especies, incluida la humana.
El reconocimiento de la diversidad biológica no solo es crucial desde un punto de vista ambiental, sino que también tiene implicaciones directas en nuestra salud y bienestar. Al entender mejor cómo varía la experiencia del envejecimiento entre individuos, podemos avanzar hacia un enfoque más inclusivo y efectivo en políticas públicas y prácticas sociales.
Virtudes Niño destaca que las personas mayores no son un grupo homogéneo, lo que refleja una heterogeneidad influenciada por diferentes genes y ambientes, además de las experiencias individuales.
La edad biológica puede diferir significativamente de la edad cronológica. Muchas personas mayores pueden tener una edad biológica menor a su edad cronológica, mientras que algunas más jóvenes pueden presentar una edad biológica mayor.
La diversidad biológica es esencial para la vida en la Tierra y su preservación es clave para la supervivencia de todas las especies, incluida la humana. La falta de atención a esta diversidad puede tener graves consecuencias negativas.
El edadismo, tanto estructural como el autoedadismo, puede ser nocivo para la salud de las personas mayores. Es fundamental adoptar enfoques personalizados que reconozcan las diferencias individuales en lugar de agrupar a todos los mayores bajo criterios generales.